La curvatura de la córnea

25 diciembre 2006

Demetrio Aldous (VI)

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El cartero de Las Parras se levantó el día de San Juan y cuando iba a pelar la manzana del desayuno se percató de la desaparición de su navaja. La perica era una máquina perfecta de acero templado, mango de nácar y el nombre de Agapito grabado en la hoja. Se fue hasta el chorredero y la encontró junto a los rescoldos fríos de la hoguera que alumbró los conjuros de la noche anterior. Conjuros de chacota para reclamar intercesión a los muertos, solicitar deseos carnales para las mozas casaderas y ahuyentar el advenimiento de cualquier tipo de seres malignos. Eran tan de broma que Sebastiana La Cana se personificó sin ningún problema. Lo hizo sobre el pedestal de piedra con la cruz tallada que guarda la entrada a la era de las brujas. Estaba en cueros. Los senos, almibarados por secreciones seminales de erecciones soñadas y prohibidas por mandamientos divinos, estaban cubiertos por su larga melena de carbón y luna. Tenía un cuerpo esculpido con el propósito de satisfacer las apetencias de Eros, sin embargo, el rostro se mostró árido, como si un millón de lustros lo hubiera roturado para plantar, sin orden ni concierto, verrugas velludas del color del vinagre. Su presencia era poderosa y tan cargada de magnetismo que Agapito le regaló sin titubear su más preciado tesoro. Ella sostuvo la cheira albaceteña con ambas manos, la llevó hasta el Monte de Venus entre cánticos milenarios de puerperio y cordón umbilical y rasuró la pelusa azabache que adornaba el lupanar donde se concentraban todas las terminaciones nerviosas del placer. Agapito el Cartero quedó tan impresionado por la escena que dejó de hablar por los siglos de los siglos amén. Desde ese día repartió el correo avisando con el tolon-tolon de un cencerro, con los ojos extraviados de un loco y la cara extasiada de quien cree haber visto una Virgen.
Sebastiana La Cana estrenó sus malas artes con Pepe Aldous al que apodó El Rasurado. El conjuro tenía por finalidad que los labios de tan apuesto hombretón besaran el afeitado Monte de Venus, libaran en la profundidad de sus genitales y mordieran el clítoris inflamado por el deseo irrefrenable de sentir a un varón vagar por las dehesas virginales de su cuerpo. Pero el padre de Demetrio no cayó en las redes del lívido de la bruja que durante una noche de ventisca y nieve violeta imploró para que aquella afrenta se viera vengada.
La voz de la bruja fue escuchada y Pepe El Rasurado murió sin conocer a su hijo mientras en medio de la tormenta invernal, Sebastiana La Cana ejerció de matrona y de oráculo del futuro. La vida de Demetrio quedó marcada para siempre por el vaticinio de la mujer que había llevado a su padre a la tumba.
Continuará…

8 Comments:

At 27 diciembre, 2006 05:46, Anonymous Anónimo said...

Continúa luego la historia, hombre!!! Que ya no me quedan uñas de las ganas por saber lo que viene.

Un abrazote,

La Reina del Nilo curiosa.

 
At 27 diciembre, 2006 09:17, Blogger Paula said...

minuto de silencio por James Brown... (¿lo viste en la romareda hace ya unos cuantos años?)



Cómo me estás enredando en esta historia por entregas que cada vez coge más ritmo y mas intriga.

Creo que te estás superando. Ahora, un personaje que nace así, dificilmente va a llevar una vida común.

Espero con entusiasmo la siguiente entrega

Un abrazo

 
At 27 diciembre, 2006 16:13, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Cleo, mi Reina.

Nunca pensé que esta historia fuera a resultar tan interesante de seguir, no puedo por menos que agradecerselo a Flasha que me incitó a contar la historia de Demetrio Aldous, ese personaje que de vez en cuando se colaba por esta bitácora hasta que se fue de improvisto y esa fue la mejor escusa para contar su vida.
En ello ando y yo también me como las uñas porque la continuación de lo escrito nunca se donde me puede llevar.

Salu2 Córneos.

 
At 27 diciembre, 2006 16:15, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Paula.

Hoy me lo han dicho: James Brown estuvo en Zaragoza. Desde luego no fui a verlo porque un evento de ese tipo no se olvida pero... ¿por qué no fui? esa es la cuestión, tal vez si me puedes decir la fecha encontraré el motivo de mi ausencia.

Salu2 Córneos.

PD. Aún no he despegado pero lo tengo todo en mi cabeza, esa es una muy buena señal... creo.

 
At 27 diciembre, 2006 20:37, Anonymous Anónimo said...

Yo también me he quedado como Agapito, mudo y sin palabras.
Sigue, hombre, no te entretengas...

 
At 27 diciembre, 2006 21:59, Blogger Paula said...

Hola Javier.

Si mal no recuerdo, James Brown estuvo en Zaragoza allá por el Pilar del 88, o del 89, aunque yo más me decantaría por el del 88. Recuerdo que actuó La Unión de teloneros, y que James Brown se tambaleaba en el escenario. Pese a todo, dio un concierto de escándalo que yo, aún no he olvidado. Un poco corto, eso sí.

Madre mía, cuánto ha llovido desde entonces...

PD: no hay ninguna prisa, tómate el tiempo que necesites y sobre todo, disfruta del proceso

 
At 27 diciembre, 2006 22:12, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Detective, mi maestro.

Ya me gustaría alcanzar la velocidad de crucero con la que sueño pero... no puedo, no me atrevo o vete a saber. Prometo no demorarme en exceso pero los tiempos todavía no los marcó yo, los marca la historia que poco a poco se ve desenmarañando.

Salu2 Córneos.

PD. Hoy he recuperado un mensaje tuyo de antes de la desconexión. En breve te contesto.

 
At 27 diciembre, 2006 22:15, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Paula.

Se supone que en Pilar de 88 yo estaría... despistado. Si que recuerdo a La Unión en un Pilar pero en la carpa de La Chimenea, ¿o no era el Pilar?.

Ya estoy disfrutando con el proceso... la estructura se abre camino en mi coco y eso para mi es una de las cosas más importantes, tener las cuerdas de donde colgar las palabras, ¿te he dado las gracias? pues bien lo hago en público: Gracias, creo que todavía no me doy cuenta del regalo que me has hecho.

Salu2 Córneos.

 

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