La curvatura de la córnea

30 enero 2007

Desenmarañar

“He procurado que mi vida sea en lo posible… poema vivo de acción intensa y de heroísmo tácito, en pro de la cultura científica. Pobre es mi obra, pero ha sido todo lo intensa y original que mis escasos talentos consintieron”
Santiago Ramón y Cajal



La vida y obra de Don Santiago Ramón y Cajal es el motivo de la exposición que se puede visitar hasta el próximo 8 de abril en El Centro de Historia de Zaragoza.
La muestra recorre desde su nacimiento navarro, pasando por su infancia Oscense con versos juveniles en los que se atreve a rimar cuitas con derritas, hasta su fallecimiento madrileño y un par de manuscritos redactados en el umbral de la muerte.
El Premio Nobel de medicina no fue un buen estudiante, más pendiente del dibujo y la poesía que de las materias propias del bachillerato de aquella época suspendía una asignatura tras otra. Para incentivarle en el estudio, su padre le mostró la dureza del trabajo manual y para ello lo puso a trabajar de mancebo de barbero y de aprendiz de de zapatero. Lo que pretendió ser un castigo se convirtió en un regalo. Ramón y Cajal encontró en el oficio de remendón el sino de su vida, tanta pasión puso en aquella tarea que no sólo cosía suelas y clavaba tacones, además se dedicaba a personalizar el calzado con adornos tallados o pintados, dando rienda suelta al espíritu creativo que siempre caracterizó tanto en las excelentes pinturas y dibujos de temática médica y de carácter profesional hasta su pasión por la fotografía. Tal vez fue esta afición la que le llevó a interesarse por el método Golgi. Un protocolo de laboratorio que permitía impregnar las muestras de tejidos orgánicos para su posterior observación al microscopio y que llevó al científico italiano a proponer la teoría reticular y a definir el mundo de las células neuronales como una maraña continua muy parecida a una red.
Don Santiago mejoró este método de impregnación hasta desenmarañar aquella masa y proclamó la independencia de las células nerviosas, su capacidad de comunicarse una a una creando líneas de transmisión diáfanas, pulcras y rápidas.
La idea de un relato, la narración de una anécdota o la crónica de un evento cultural siempre aparece de improvisto. Puedo estar esperándola, incluso desearla con ansiedad, da igual porque su materialización es siempre una grata sorpresa, una avalancha de intenciones creativas que desborda el espacio temporal y este cerebro de embudo que la naturaleza me ha otorgado. Esa presencia bruta es como la malla reticular de Golgi: Un magma espeso dónde se cruzan las ansias de contar, las frases hechas, los refranes, el estilo soñado, todo lo que quiero decir más cuarto y mitad de palabras adosadas, adiposas y grasientas que sólo ocupan lugar, que estorban, que no dejan ver. En un momento determinado que soy incapaz de determinar empiezo a usar la técnica de la doble impregnación de Don Santiago. La masa informe de letras se va disipando, los claros y las pausas toman su espacio, las líneas se estructuran, las ideas fluyen sobre ese entramado y recorren con sencillez el camino que va desde mis ideas hasta los sentimientos del lector, ese territorio que, una vez conquistado te pertenece para siempre.
Lo malo de la película es que casi nunca ocurre tal cual lo he contado, y llegar hasta el happy end es un camino muy difícil de recorrer. La mayoría de las veces ocurre que las letras no se apartan, los claros y las pausas desaparecen o pretenden ser las primas donas del evento, las líneas nunca se enderezan y lo que debería ser autopista sólo se queda en camino del exceso o, mucho peor, del defecto. En esa dificultad me hallo cada día, en cada palabra, en cada línea, en cada párrafo: Desenmarañar.
Con esas reflexiones a cuestas visitaba la exposición cuando recordé a Alonso Cordel y como sus palabras llegaron hasta la Isla de Idle. El poeta manchego me recomendó derribar el edificio, zambullirme en el montón desordenado de escombros y reconstruirlo palabra a palabra. Destruir para volver a construir. Ese es el penoso camino de la mejoría literaria, un camino que sólo se puede recorrer con esfuerzo y trabajo. Y para perfeccionar el estilo sólo hay que seguir el ejemplo de Don Santiago Ramón y Cajal: “Más que escasez de medios, lo que hay es miseria de voluntad. El entusiasmo y la perseverancia hacen milagros. Desde el punto de vista del éxito, lo costoso, lo que pide tiempo, brío y paciencia, no son los instrumentos sino desarrollar y madurar una aptitud”

10 Comments:

At 31 enero, 2007 07:10, Anonymous Anónimo said...

Buena idea: resurgir, ya sabes, como ave fénix. Borrar esa primera escritura de un texto para resucitarlo en algo nuevo y quizá diferente, "desatascar".
No tengo duda de que trabajas lo que escribes, porque cuentas muy bien y me parece que solo debes continuar haciéndolo aunque con mas confianza en ti mismo supongo.
Venga, venga.
(P.D. No conocía la faceta de zapatero de D. Santiago, gracias tb por esa historia)

 
At 31 enero, 2007 10:54, Blogger Paula said...

Javier, yo estoy viendote crecer semana a semana. Parece que la técnica de Ramón y Cajal te está funcionando de maravilla. Y hay una pátina, un sello personal que impregna lo que escribes, debe ser la insistencia en querer mejorar

un abrazo

 
At 31 enero, 2007 16:15, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Lamima

Efectivamente, trabajo lo que escribo, ¿te imaginas el original? bueno, mejor no lo hagas ;-)

La anécdota del zapatero esta escrita en los paneles de la exposición pero a mi me gusto porque hay visitas guiadas y una exposición contada, siempre es mejor.

Salu2 Córneos.

 
At 31 enero, 2007 16:17, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Paula.

Gracias porque lo más importante no es crecer, es mucho más que haya gente dispuesta a ver como lo haces.

Gracias.

Salu2 Córneos.

 
At 31 enero, 2007 16:26, Blogger El detective amaestrado said...

Tu córnea aumenta todo aquello que luego tu mano transmite a mi cabeza...Científicamente hablando, claro

 
At 31 enero, 2007 16:49, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Detective.

Una exposición del recorrido ideal, un camino del que yo no me apearía jamás.

Salu2 Córneos.

PD: En mi última debacle informática perdí tu mail.

 
At 01 febrero, 2007 20:38, Anonymous Anónimo said...

La última cita es tremenda. Impacta como una bofetada en todos aquellos que buscamos escusas contra la única realidad de no tener ni perseverancia ni entusiasmo alguno.

Lo dijo Rosendo Tello en la FNAC: "Sín una gran vocación, se pierde el tiempo"

 
At 01 febrero, 2007 22:58, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Retruécano.

Una cita tremebunda, precismante ahora que todos estamos rodeados de tecnología pero, y me pongo bíblido, si no tengo amor de nada me sive.

Salu2 Córneos.

PD. Reconozco que temía un amplio catálogo de rimas asesinas jajajajajajajajajaj

 
At 03 febrero, 2007 06:14, Blogger Cleo said...

Hasta antes de leer este post, me declaraba una absoluta ignorante respecto de la importancia de la obra de D. Santiago Ram{on y Cajal. Solamente sabía que era un afamado médico español que logró importantes avances en el campo de la neurología.
Pero con esta semblanza me queda claro que fue mucho más que eso. Un hombre multifacético con tintes de genio. Un artista de alma.

¿Me permites plagiar su frase sobre la miseria de la voluntad?
Prometo respetar créditos y derechos de autor.

Respecto a ti....vas por buen camino. Cada vez se me hace más delicioso leerte.

Un abrazote interocéanico,

La Reina del Nilo asombrada.

 
At 03 febrero, 2007 09:50, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Cleo, mi Reina.

Lo que sabías sobre la figura de Ramón y Cajal estoy seguro que sobrepasa a lo que sabe la media nacional, porque colocar la palabra neurología en un comentario no es nada fácil ;-)

En el caso de la gente de mi generación croe que estamos marcados por la serie de televisión que glosó su vida y obra protagonizada por Adolfo Marsillach, de hecho, durante el recorrido guiado de la exposición, cada fase de su vida contada por la guía se veía reflejada en mi cabeza con las imágenes televisivas.

Utilizar un texto diciendo el nombre del autor es plagio, es homenaje.

Imagino la palabra delicioso deslizándose por tus dedos y me encanta. Gracias.

Salu2 Córneos.

 

Publicar un comentario

<< Home