La curvatura de la córnea

10 abril 2008

El pasodoble de una curva peligrosa

Para José Marco, usuario habitual de la A-222


«Conozco la carretera de memoria» Ahora me doy cuenta de lo estúpido de semejante afirmación. La conocía del mismo modo que conozco la letra de muchas canciones: Puedo canturrear el estribillo pero soy incapaz de recordar el resto, eso si, en cuanto escucho la voz del cantante, las estrofas acuden a mi mente sin la menor duda. Con la carretera del pueblo me ocurría lo mismo. En casa, antes de partir, era incapaz de recitar el orden correcto de las localidades por las que tenía que pasar, pero en cuanto comenzaba el viaje recordaba cada curva, cada bache, cada señal de tráfico.
El regulador de velocidad del Citröen C4 consiguió que el viaje se mantuviera en todo momento en torno a los 120 kilómetros por hora exceptuando las travesías, las rampas más empinadas del San Just y algunas curvas. La más peligrosa del recorrido era una doble izquierda/derecha justo antes de llegar a Muniesa: Una culebrilla tras un repecho y una suave bajada adornada con una señal de recomendación. El consejo era circular a 80 kilómetros por hora, nada más verla desconecté el regulador y la velocidad descendió hasta 105 kilómetros por hora. Gestioné con facilidad el giro a la izquierda, al iniciar el de la derecha puse en servicio el regulador, el vehículo aceleró y alcanzó la velocidad de crucero cuando puse toda mi atención en el reproductor de discos.
Los grandes éxitos de Jorge Negrete se había escurrido por el asiento del copiloto hasta situarse en el punto más alejado, intenté alcanzarlos con la mano derecha, no lo conseguí y alargué el brazo hasta inclinar mi cuerpo hacía el abismo.
Fueron tres vueltas de campana a ritmo de pasodoble. El cinturón de seguridad se interpuso a la querencia corporal de salir catapultado por los aires. Solté las ataduras cuando todo se detuvo excepto la copla «Mi jaca galopa y corta el viento caminito de Jerez» Anduve a trompicones durante un par de metros, aterricé sobre un trigal todavía verde y lamenté la estupidez de mi error: ¿A quien se le ocurre cambiar en mitad de una curva peligrosa el sonido marcial del pasodoble por el jolgorio de la ranchera?
Pensé que había llegado el momento de ver pasar mi vida en un segundo. Estuve muy atento, sentía una intensa curiosidad por ver que fotogramas había elegido el destino para glosar mi existencia, por escuchar la banda sonora, por descubrir los actores de reparto. Como la exhibición cinematográfica no llegaba, concluí que aún estaba vivo.
Una deducción tan optimista me alegró, con tanto trajín de volteretas no había tenido tiempo para pensar una de esas últimas frases dignas de pasar a la historia. Valoré distintas posibilidades pero ninguna me convenció, me hubiera gustado encontrar una máxima a la altura de las circunstancias. Lamenté la flaqueza de mi imaginación. El mal estar aumentó cuando me di cuenta de que tampoco había incluido en mi testamento un epitafio brillante, una leyenda digna de ser labrada en el columbario de mis cenizas.
Reflexioné durante algunos minutos pero sólo conseguí cierto grado de inspiración en terreno resbaladizo del plagio «Disculpen que no me levante» O en latitudes demasiado pomposas «Aquí yace un buen amigo, un hijo piadoso, además de gran padre, excelente marido, excepcional amante y el mejor de los yernos»
El sonido de las sirenas se aproximó hasta enmudecer la voz de Pepe Pinto «Doce cascabeles lleva mi caballo por la carretera» Cuatro manos recorrieron la geografía de mi cuerpo en una expedición que transcurrió por cada milímetro de piel. Eran dos chicos jóvenes. Hablaban bajito y, aunque las sirenas perseveraban en castigarnos los oídos, lo escuché perfectamente. Lo dijo el que estaba a mi derecha « Te voy a decir una cosa, co. El Zaragoza baja este año a Segunda como que este tío esta muerto»
Con la misma rutina futbolística me metieron en una bolsa de plástico, cerraron la cremallera y reconozco que me asusté un poco ante tanta oscuridad. Enseguida caí en la cuenta de mi nueva situación. La oscuridad era necesaria para proyectar la película de mi vida. Ese pensamiento me tranquilizó lo suficiente y me acomodé cuanto pude para disfrutar de la proyección. Sentí un golpe secó en la nuca, la espalda y los talones. Las sirenas enmudecieron. Tal vez la muerte sólo era eso, quedarse a oscuras en el fondo de un ataúd.
La soledad se adueñó de mi estado de ánimo. Invoqué a todos mis recuerdos pero sólo acudieron dos de ellos. El primero desveló el miedo que tuve la primera vez que me encontré con la muerte. Estaba sentado en el salón de su casa, pasé todo el día pegado a una silla, inmóvil, petrificado. Cuando una corriente de abandono entró por las ventanas y se llevó su último aliento sólo acerté a lamentarme. Fui incapaz de hacer nada por Antonio.
El segundo encuentro nunca se produjo. La cita diaria era en la sordidez de un hospital, entre sombras de duerme vela y el miedo que regresaba puntual cuando la enfermera nos dejaba sólos. Estertores al compás, ritmo de un fallecimiento anunciado y en cada nueva respiración la temerosa oración agnóstica del que suplica a la muerte que retrase su cita hasta un poco más allá del amanecer, cuando los gorriones y mi hermano me daban el relevo, un ruego cobarde para que la expiración se produjera en mi ausencia. Mis plegarias fueron atendidas y mi padre murió con la luz del día. Ahora que ha llegado mi hora, tal vez pueda descubrir a quien le debo el favor.

20 Comments:

At 10 abril, 2008 00:13, Blogger George said...

Me has emocionado pedezo de...

CAMPEON DE LAS LETRAS

 
At 10 abril, 2008 01:44, Blogger Javier López Clemente said...

Hola George.

Me alegro que la emoción te haya alcanzado. Eso es uno de los mejores elogios para este texto.

Salu2 Córneos.

 
At 10 abril, 2008 09:49, Blogger JOSEMARCO said...

Excelente post, Javier. Me ha sorprendido el ritmo del relato y su originalidad. Adem�s, conozco muy bien el terreno.

Jos� Mar�a

 
At 10 abril, 2008 11:58, Anonymous Anónimo said...

Uf, solo tú eres capaz de reparar en que suena "mi jaca" recien muerto.
Humor negro oscuro diría yo. ¿También en ese trance te exigirías tanto? (me refiero a eso del epitafio interesante).
Ah, y no te engañes. El segundo encuentro con la muerte ya se produjo aunque estuvieses escapando de aquel hospital. Yo lo recuerdo.

 
At 10 abril, 2008 13:44, Blogger Gubia said...

Al principio de empezar a leer has conseguido asustarme. Me ha gustado mucho, sorprende.Un abrazo.

 
At 10 abril, 2008 16:14, Blogger ...flor deshilvanada said...

Sos un genio, a mi también me emocionó tu post, está muy bien escrito, Javier!

Un beso!

 
At 11 abril, 2008 00:06, Blogger Javier López Clemente said...

Hola José Marco, uno de mis bloguers preferidos entra por la puerta y yo me pongo en pie.
Por eso te dedico el relato, por eso y porque somos compañeros de la misma carretera, y porque durante los días que tu también estuviste en el hospital me acordé muchas veces de ti... cada vez que visitaba tu bitácora y no encontraba tus palabras.


Salu2 Córneos

 
At 11 abril, 2008 00:14, Blogger Javier López Clemente said...

Hola LaMima.

jajajaja cuando el protagonista del relato repara en "mi jaca", todavía no se siente muerto.
Rafael Azcona decía que no existía el humor negro, que la vida es así. Hace un tiempo leí un reportaje en el que se contaba las últimas frases o los últimos deseos de personajes celebras, allí había cosas de lo más peregrino, así que escuchar, incluso tararear ese pasodoble no me parece de lo más raro. En cualquier caso en tono de humor (negro) no deja de ser un recurso para preparar el final.

El 14 de diciembre del 2006 me dejaste el siguiente comentario:

"Solo se me ocurre decirte que lo siento.Por algo hacía ese frio, claro.
Un beso."

Es cierto, esa semana hizo mucho frío, un frío con el que me enfrento mirando al sol.

Salu2 córneos. Eres un sol.

 
At 11 abril, 2008 00:17, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Gubia.

No recuerdo el suceso, ocurrió en tu ciudad y estuve preocupado hasta que te volví a leer. Ya ves, la coas es recíproca.

Si te ha asustado, después sorprendido y por fin te ha gustado: ESTO ES UN EXITAZO.

Salu2 córneos y un abrazo, reguapa

 
At 11 abril, 2008 00:20, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Evan.

¡Como me gustan estos comentarios desde el otro lado del océano! No esta mal que desde la Argentina a uno lo llamen "genio", pero tu y yo sabemos, no me importa caer en el tópico, que el único genio es el pibe con el número 10

Así que me bajas el mérito y me quedo con lo de bien escrito y la emociòn, este texto nacio para emocionar.

Salu2 córneos y un beso.

PD. De nuevo quede prendido de tu mirada.

 
At 12 abril, 2008 11:41, Blogger Unknown said...

Bellíssimo. Me gusta la rapidez del texto cuando describes el accidente y las sensaciones que describe el personaje de todo lo que le acontece en el momento de máximo apogeo. Pero más me gusta la deceleración del mismo, cual electrocardiograma apagándose, mientras describes el fallecimiento y sus disquisiciones. Si no fuera un relato, diría que es un post desde el más allá. Saludos.

 
At 12 abril, 2008 13:08, Blogger AGUSTIN MARTIN said...

que relato mas fascinante.. joder estoy impactado.. emocionante, descriptivo, tal vez si hubieras ido escuchando a "los gandules" ...

muy emocionante amigo.
tienes tu camiseta XL esperandote.

no faltaba más.

agustin.

 
At 12 abril, 2008 23:38, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Lito.

Gracias por el comentario porque señalas algunos aspectos del mismo que me interesaba resaltar cuando lo escribí, de alguna manera es la confirmación de que no andaba muy desencaminado. Y tal vez, tal vez sea un post desde el más allá, algunos dicen que el más allá esta a la vuelta de la esquina.

Salu2 Córneos y gracias de nuevo.

 
At 12 abril, 2008 23:42, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Agustín Martín.

En esta bitácora cuando entran los artistas nos ponemos en pie y sin son cómicos más.

Gracias por los adjetivos incluído el del "gandúl" jajajajajaja en plural y todo.

Que el relato te haya emocionado es una gran alegría para el autor, ¡si señor para esto estaba escrito, para emocionar!

Ahora es la hora de los valientes, ¿me atreveré a cruzar la calle y pedir mi camiseta? eso tiene un post con foticos y todo, como cuando fichan a un futbolista y posa con la camiseta del club
:-)))))

Salu2 Córneos y telequepuesvisivos.

 
At 13 abril, 2008 09:52, Blogger AGUSTIN MARTIN said...

hola javier... me pongo de pie tambien yo ahora al entrar en tu bitácora.

aunque imagino que ya lo sabrás "los gandules" es un grupo de musica de zaragoza , que son muy divertidos. y si en el casette del coche hubieran sonado pues tal vez la historia hubiese sido diferente. jeje no seré yo el que te llame gandul..

pues a ver como lo arreglamos vía email o algo.. que te tengo que dar la camiseta si o si.

pues eso.
me ha gustado lo de "telequepuesvisivos" joder .. que palabrica.

saludos.

agustin.

 
At 14 abril, 2008 15:24, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Agustin.

La entrega de esa camiseta será fotografiada para lucirla en este blog.

Mándame un mail a sonolopez@yahoo.es y hablamos del día d y la hora h

Salu2 córneos.

 
At 15 abril, 2008 16:43, Anonymous Anónimo said...

ME HA GUSTADO MUCHO EL RELATO. ENHORABUENA.

 
At 25 abril, 2008 22:58, Blogger Sara Fedrika said...

Tu relato me ha gustado. No sé que más decir. Ese humor negro.. hace chocar la sensación de risa por lo absurdo(sobre todo al empeñarse en ver la película de su vida en dos ocasiones si no me equivoco y esa original banda de música) y la crudeza de la muerte.
Muy bien, muy bien.

 
At 26 abril, 2008 14:50, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Anónimo y gracias por tu comentario. TE pido disculpas por tardar tanto en responder.

Salu2 Córneos.

 
At 26 abril, 2008 14:52, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Sara Fedrika.

Decìa Rafael Azcona que no existe el humor negro, que la vida es así. En fin, no pretendo compararme al maestro ¡Dios me libre de ese mal! pero a veces las situaciones aparentemente absurdas tienen la fuerza de lo más real. Lo que intenté con el relato son dos cosas que mencionas: Humor y muerte, la transición entre ambas es un línea muy fina. Ese ha sido mi intento.

Salu2 Córneos.

 

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