La curvatura de la córnea

20 julio 2009

Las rumbas camaleónicas de Leo


Sonolopez nació en el verano de 1980 y desde sus inicios, las recopilaciones en formato casete siempre fueron un clásico. Me gustaba recorrer mis vinilos en orden alfabético en busca de un hilo narrativo para confeccionar sesenta minutos de música personalizada, cada recopilación tenía su propia historia, su respiración, sus pulsaciones.
Las casetes de cuarenta y seis minutos reinaban cuando la grabación era un encargo, el trasiego mecánico del surco a la cinta magnética, un espacio donde no había lugar para la creación: Las dos caras del disco para cada uno de los lados de la cinta, carátula única y créditos con frase final.
Sin embargo, poco a poco, las cintas de sesenta minutos fueron ganando la batalla. De esa manera, después del encargo record-play tenía veinticuatro minutos extras en cada cinta, de esa manera cada grabación era en un recopilatorio. Me gustaba jugar a las contradicciones de mezclar lo clásico con lo moderno, lo sinfónico con las chispas eléctricas, el inglés con la copla, bueno, en este último caso eso casi siempre era un sueño, en los tiempos de las casetes aún no tenía el valor de reconocer que escuchaba a la Piquer.
Con la era digital todo cambió para Sonolopez. Al principio aún se preservó el espíritu de carátulas personalizadas para las grabaciones ortodoxas y recopilatorios temáticos como Verbena Sonolopez para celebrar el I Aniversario de la República de Calíope pero, poco a poco, la facilidad de los intercambios y el acceso masivo a los sistemas de grabación de registros sonoros digitales dejaron a Sonolopez bajo mínimos, a día de hoy, el trajín de grabaciones, recopilaciones y otros desmanes musicales es prácticamente nulo. Por eso no pude resistir a la llamada de Leo Camaleón desde su blog: Quien se pase por mi sesión en La Casa Magnética de 85% vinilos, 15% digitales obtendrá un mixtape de rumbas.
Bendita la hora que por allí pasé porque desde que ese disco de regalo cayó en mis manos se ha convertido en la banda sonora del verano. La grabación comienza con dos canciones que son el resumen magistral de la rumba de altos vuelos. La primera una versión instrumental, psicodélica y hammond del chichero “Ni más ni menos” a cargo de Mantecao. La segunda es la explicación enciclopédica que El Gato Pérez nos regala sobre “El Ventilador”, esa máquina maravillosa que une ritmo y melodía. Con ese arranque tan potente parece difícil mantener el pulso, pero Leo Camaleón lo consigue tirando del olvidado granero de los setenta en blanco y negro, pantalones campanas y Las Grecas dando colorines al “Achilipú” y viva Doña Lola Flores, La Faraona.
El recopilatorio contiene otras joyas que están haciendo las delicias en el salón de mi casa que, por el arte del fino y la peineta, se ha transformado en una cueva flamenca dónde el garbo de mi señora y este humilde palmero se están dando un fiestón rumbero como cuando festejar era un verbo de uso corriente.
Para broche final una canción de Los Amaya que, aunque no aparece en el recopilatorio de Leo Camaleón, llega hasta esta bitácora por su profético mensaje sobre la financiación autonómica, o como repartir el monetario de nuestros impuestos en la España del Siglo XXI, y ya los saben: Pase lo que pase, todos a bailar:



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2 Comments:

At 20 julio, 2009 20:33, Anonymous Marian said...

Hola Javier,
también es la banda sonora de mi coche...cuando escuché "Achilipú" casi me desmayo! la gente me mira en los semáforos reirme y sonreir...tienen envidia...pq ellos no lo tienen!!
un corneobeso
Marian

 
At 21 julio, 2009 17:00, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Marian

Yo no puedo escucharlo en el coche que se me van los pies de un pedal a otro y ay!!!! el achilipú es achili en estado puro.

¡¡¡Me gusta ese invento del Corneobeso!!!

Así que un corneobeso jajajajajaja

 

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