La curvatura de la córnea

26 julio 2009

Madonna Sticky & Sweet Tour


El sol cayó a la hora que marcan las estaciones. La noche bajó la temperatura hasta que las dos enormes emes que flanqueaban el escenario se iluminaron de violeta. Las videopantallas despertaron con la cinética pegajosa & dulce de los caramelos para convertir los exteriores de la Feria de Muestras de Zaragoza en una fábrica de chucherias. Madonna se presentó sentada sobre un trono, ambición rubia, jugosos tirabuzones, vara de mando en plaza, un guiño en sus ojos y las letras rosas de “Candy Shop” para dejar claro lo que se avecinaba.
El Sticky & Sweet Tour se dividió en cuatro ambientaciones escénicas. Los preludios entre todas ellas resultaron una excelente muestra artística que combinó la coreografía en directo con las videoproyecciones. El aroma gángster del comienzo con Rolls Royce rosa dejó paso al espíritu lúdico y deportivo de los High School, además de una lección magistral de cómo se salta a la comba. “La isla bonita” siempre estuvo anclada en lo latino, pero esta vez el homenaje fue para Rumanía y los Zíngaros. El tramo final fue una fiesta “Rave” con marcados tintes espirituales y la visualización de que un mundo diferente es posible, otros lo hicieron y nosotros, ¿qué haremos con este mundo que nos ha tocado vivir? Un ejercicio que intentaba demostrar que el baile y el entretenimiento deben ser compatibles con la concienciación ciudadana sobre los graves problemas que acechan este inicio del siglo XXI.
El despliegue visual fue apabullante. Dos pantallas en ambos extremos del escenario y una excelente realización reflejaban todas las evoluciones de la cantante y los dieciséis bailarines de esos que en cada movimiento te cortan la respiración. Un espectáculo coreografiado con vértigo, medido al milímetro de la filigrana, plagado con multitud de detalles y ejecutado con brillantez. En la parte posterior del escenario tres pantallas móviles para subrayar, dar brillo y llenar de efectos ópticos e imágenes los temas. El momento más brillante en el aspecto visual dejó a Madonna en el interior una jaula circular y allí, por el arte de los píxeles, tan pronto se bañaba en agua, como se mecía sobre un manto de plumas o sucumbía a los copos de nieve.
Cuatro homenajes para el difunto Rey del Pop: 1º Un bailarín nos recordó esa magia inexplicable que guardan los pasos del Moowalker. 2º El guante blanco de Jacko en la mano de Madonna. 3º Sobre las pantallas una cita de Michael afirmaba que para hacer un mundo mejor sólo tenemos que hacerlo. 4º Se apagan las luces pero la fiesta no ha concluido, mientras el público desaloja el recinto ferial, algunos aún bailamos al ritmo de los Jackson Five.
Madonna construyó el concierto de anoche sobre el último de sus discos, un trabajo que no ha alcanzado las cotas de popularidad ni de ventas de antaño, en eso, los ochenta también son un sueño. Esa decisión musical fue un alarde de valor que dice mucho y bueno de la cantante. Madonna huyó de convertir el recital en un karaoke para nostálgicos y, en ese terreno del riesgo, adaptó las canciones de otras épocas a los sonidos más actuales de las pistas de baile, rasgueos de guitarra eléctrica y tintes raperos, un ejercicio que puede parece injusto con los exquisitos arreglos originales de algunos de los temas, sin embargo nos advierte de la importancia de mirar hacia delante, el inabarcable camino de transformarse para crecer en creatividad, toda una lección de modernidad para quien lleva más de veinticinco años en la escena musical. Pero no todo iba a ser máquina para la pista de baile, Madonna disfrutó de momentos netamente musicales, ya saben, se para la fábrica de los colorines, los músicos desenchufan sus instrumentos, el DJ ordena sus discos y sobre el escenario una banda de instrumentistas de la Europa del Este, esos que vemos por nuestros barrios, nuestras fábricas, esos que ponen música a nuestros paseos y apellidos impronunciables a las listas de los Expedientes de Regulación. Guitarras, violines, las vías del tren, visados, pasaportes y los pobres del mundo invadiendo nuestros jardines configurados por la PS2 y Madonna, rodeada de todos ellos, sigue en el intento de demostrar que para la música y el corazón no hay fronteras.
La Reina del Pop sigue viva, larga vida para Madonna.





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4 Comments:

At 26 julio, 2009 19:49, Blogger Drywater said...

Hace 20 años había tres pesos pesados en el pop: Madonna, Prince y Jackson. Ahora se ve quién ha envejecido bien y quién ha fichado por la discográfica de Cobain, Freddy y Elvis, entre otros.

 
At 27 julio, 2009 12:23, Blogger SUE said...

Tenías razón en tu sms:"la Reina sigue en el trono". Ella un animal escénico,y el espectáculo verdadero arte audiovisual. Estuve relativamente cerca y no perdi detalle. Que pena que un concierto así no solo destaque por lo anterior sino también por la penosa organización y ubicación. Uno besote grande

 
At 30 julio, 2009 16:32, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Drywater.

Estos día ando escuchando el último doble del enano jajajaj de Mineapolis hmmm, siempre elegante.

A los tre iconos pop los he visto en directo y en fin, es cierto, Jacko pasó demasiado tiempo sin entrar, como dijo Makarov, en un estudio con media docena de músicos del soul. Ya no será posible.

Salu2 Córneos.

 
At 30 julio, 2009 16:33, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Sue.

Ella un animal, pero de otra especia a los que organizaron el cotarro, que esa parte fue una verguenza, aunque aquí sólo hablemos del poderío escénico.

Salu2 Córneos y besos manchegos.

 

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