La curvatura de la córnea

31 octubre 2009

La Paca

El miércoles murió La Paca. La encontraron sentada en el sillón de su casa. Esta mañana la han traído hasta Zaragoza para incinerarla. Por la tarde ha regresado al pueblo. Ya no recuerdo cuanto tiempo ha pasado desde que los restos incinerados de mi cuñado hicieron el mismo trayecto de vuelta.
La primera vez que vi a La Paca fue el día que llegué al Barrio del Piojo. Mis padres terminaban de desembalar y yo me bajé a la calle. Todo era nuevo para mí. La Paca me dijo que me esperase. Al poco regresó. Detrás de ella un niño. Era El Pirri. El Pirri era sobrino de La Paca y llevaba un balón de fútbol. Me lo lanzó y se lo devolví. Así de fáciles eran las cosas.
La última vez que vi a La Paca fue en el restaurante de la gasolinera de las Barriadas del Sur. Pedro, el hijo de La Paca regentaba el negocio. La Paca estaba en la cocina y salió al comedor para saludar a mis padres. Mis padres, que hacía demasiados años que no visitaban el pueblo, se alegraron. Era invierno. La carretera estaba cubierta de matacabra. Aquella mañana recogí un premio que la Comarca de las Cuencas Mineras había concedido a uno de mis relatos.
Como casi siempre, ciento y pocos kilómetros separan esta noche de mis recuerdos

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1 Comments:

At 31 octubre, 2009 10:11, Blogger Dr. Maño. said...

Descanse en paz...

 

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