La curvatura de la córnea

06 marzo 2011

Entremeses (fríos y calientes) en el Teatro de la Estación


El Teatro de la Estación presentó el pasado sábado, dentro del ciclo “A Escena” dedicado a las muestras de los alumnos de su escuela de interpretación, el espectáculo titulado “Entremeses (fríos y calientes)”
Los entremeses, además de servir como predicción para la calidad y la cantidad de viandas en un banquete nupcial, son unas breves piezas dramáticas de acento jocoso que se representaban entre actos de obras de mayor duración. Fueron muy populares durante el siglo de oro español y a su servicio estuvieron las plumas de Cervantes, Quevedo y Lope de Rueda. Por sus líneas circulan personajes de pocas luces, representantes del orden, soldadesca eclesial, además de maridos cornudos, celosos y propensos al engaño, y toda una fauna arquetípica muy cercana a la picaresca de pillos, tontos, busconas y listillas.
La función comenzó viajera como para ir a la tierra de Jauja, un lugar dónde el trabajo es castigo y los jamones crecen como árboles junto a ríos de leche y miel. Un paraíso para embaucar a una Mendruga de olla podrida, tan salerosa como ingenua. El engaño es de ley porque tiene la justificación del hambre. El ardid tiene la prestancia de Honziguera y la verborrea de Panariza, dos listillas que entre cuentos e invenciones se zampan las presas, el caldo y los garbanzos de un cocido.
Rodrigo de Toro, falto de cocción en el talento y ansioso por casarse, demuestra que las pocas luces nada tienen que ver con los deseos y hasta con la picardía de prometer boda a las mozas del mercado. Inesa, voluptuosa y pechos fetenes, vende mollejas y menudos, y Gutiérrez, varón venido a menos, travestido de tendera con pareo hace caja con morcillas y mondongos. Tan bobo es el de Toro, y tanto engaño y escarnio recibe que apaleado como tocino solo se acuerda de los moros.
Hay tantos refranes y poemas que hablan del amor que a veces olvidamos la dicha de retozar con quien por ley humana o divina no nos viene en el lote. En estos menesteres de holganza siempre hay pícaras vecinas dispuestas a servir de celestinas para la señora de encanto repipi y a su sobrina, a propiciar con sus metomentodos que los celos del marido pasen de lo teórico a lo calórico, celos de sal, del aire, de las faldas y de las llaves, celos de la ventana y del gozne. Muchos celos del marido y poco goce en la señora, así que en este caso, el holgar con quien viniera a casa no es ocioso, es atender a la calentura de unas carnes prietas que piden a gritos dentadura.
Ciega es la justicia y ciego se presentó el juez. Ciego de un brebaje con esmero destilado, al broquel de una botella escanciado y a escondidas consumido por el quítame esas pajas del me dicen y yo digo. A un lado la Mariana con sus rizos cobrizos y el talle de laurel, al otro un apolillado vejete con pelo de Raphael. A un lado la primavera, sus pasiones y exuberante el corsé. Al otro lado el invierno y una evidente flacidez. El juez no consiente en el divorcio aunque ellos ya no quieran ser. En eso aparece una morena de arrumacos que fresca y lozana convence al juez. Y no me pregunten como termina la historia porque abandonada la plumilla con ellas me marché, con la morena de mis sueños y la pelirroja de cartel.
Un guitarrico de seis cuerdas acompaña al torbellino de cuatro espadachinas de hermosura. Quiteria de verbo fácil, el gesto grave de Constanza, la frescura de Aldonza y la escarapela de Juana. Duelo de faldas invencibles donde el verso reta y la palabra, estoque certero, se interrumpe por las notas musicales que rondan al más bello. Vinoso de hermoso rizo y perilla galana. Cuatro diosas a mis ojos y un solo dios el deseado. Una trama que huele a chamusquina de plagio, a trasunto de un programa de la tele dónde mujeres de imposible belleza compiten por los hombres tatuados.
Y el tiempo dio un salto de siglos, del oro de los entremeses al poderío popular de los hermanos Quintero, académicos de la lengua, amantes de la luz y el colorido. Copla de rojo y riña. Rojo el vestido, rojo los zarzillos, rojos los labios y el abanico. Rojo los andares y rojo el brillo. Tanto rojo yo veía que lo zaino del pelo rojo me parecía. Tacones rojos de lengua roja y ya esta güeno lo güeno, y me planto en los medios y te cito y te llevo y te requiebro y si quiero yo te mato y me doy una vuelta al ruedo. ¡Ay Virgencita cuanto poderío! Y Julián que viene tieso y más soso que un Guardia Civil, viste de corto como si la calle Sierpes fuera un albero, y gasta sombrero de ala ancha sin caballo ni dehesa. Julián es un sieso y un rajao, que se amolda y se achica, que mansea en el tercio y pierde paso en el embroque. Mucho clavel pa´tan poco clavo.
El amor es fruto del embrujo de los pechos de una bruja y el conjuro de sus manos que escribieron unas letras. Palabras mágicas capaces de enamorar a todo aquel que por leer lo que no debiera, encontrará que en el hechizo del amor es posible el besuqueo de sacristanes con alguaciles y escribanos. Y uno concluye, aunque las plegarias no lo contemplen, que tan buenas son las orgías entre machos con barbas del varón, como las delicias rizadas del felpudo de las hembras. La función, antes de llegar a mayores consumaciones, terminó deshaciendo el hechizo de los amoríos hombrunos, que el amor que por hechizo viene, por deshacer el hechizo se espanta.
Y concluiremos que, como no hay mayor hechizo que el Teatro, las luces de la sala nos devuelven a los actores después del viaje a los sueños y nosotros, simples mortales, agradecemos su entrega, su arte y su valor con la salva de aplausos que merece la ocasión.

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8 Comments:

At 06 marzo, 2011 18:04, Blogger Fernando said...

ya lo cantaba Mina ( http://www.youtube.com/watch?v=RQAdUKj1nLc)eres puro teatro.

 
At 07 marzo, 2011 10:57, Anonymous Ángel said...

Bien fuera que dijérades siquiera de Julián, parafraseando a Doña Guiomar, que es un "leño" dado que es una estatua, que no tiene más acciones que un "madero".
Es que estas cosas duelen. No, no...lo de tieso, soso, sieso y rajao, no,...¡lo de Guardia Civil!
Mala liendre os coma.

Un saludo de "Messi" desde la banda derecha.

 
At 07 marzo, 2011 11:47, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Fernando
El teatro tiene que navegar entre la elegancia de Nina y la pasión de La Lupe:
http://www.youtube.com/watch?v=R-CpdAtgKQY&feature=related

Un abrazo.

 
At 07 marzo, 2011 11:49, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Messi-Julián-Ángel.

Me extraña que un argentino,
pequeño y de gran soltura,
tenga morro y cara dura
pa´ decir que desatino.

Por eso se adivina
detrás de su comentario
que no hay un tipo extraordinario,
tan sólo un árbol… una encina.

A Don Julián contesto
que no ha pasado el engaño
de pasar por un leño
quien sólo es un mal tiesto.


Hay quien ejerce de “madero”
y persigue a los serviles
pero en este país torero
preferimos a los guardia civiles.

Un abrazo
;-)
Pd. Me encantan los retos rimados
jajajaj

 
At 07 marzo, 2011 13:42, Blogger George said...

Don Javier, no entre al trapo de comentarios de Don Julin, que en nombrarle tieso y más soso que un Guardia Civil, el acierto es seguro, g g g.
El teatro se ve, se calla, se comenta y se acata.

Chao

J

 
At 07 marzo, 2011 15:50, Blogger Shark said...

Menudo post más bonito.

Y la réplica rimada es para quitarse el sombrero, también.

 
At 07 marzo, 2011 23:35, Blogger Javier López Clemente said...

Ey George en tus manos dejo la faena: Un par de collejas para el Julin, de mi parte.
jajaja

Un abrazo.

 
At 07 marzo, 2011 23:41, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Shark y bienvenido a esta bitácora.

La réplica son unos ripios
sin tiento ni talento.
Que pa´rimar por decreto
hay que pasar suplicios.

;-)

Un abrazo.

 

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