La curvatura de la córnea

28 julio 2011

La mirada del fotógrafo o como manipular, a la orilla del mar, las Polaroid de Carmen Ruiz Fleta (2ª Parte)

Primera Parte (aquí)

27-28

Cuerpos desheredados al sol y al aire de donde nunca estás tú ni tu cuerpo dorado, multicolor, conocido y sin embargo, por explorar. Miro las taras de tu cuerpo, esas dentelladas de mi boca, los rastros húmedos de mi lengua, cada una de mis embestidas que, como este oleaje, se obstina en romper tanta monotonía.

29

Ahora que me miras, escondido tras tus nuevas gafas de sol y sin comprender porque he dejado de teñirme estas canas que reclaman tu atención, mucha más atención que los humedades a los que acudías todavía torpe, todavía inexperto, todavía.

Ahora que me miras todos los trajes me sientan bien, incluso esa minifalda rosa y demasiado juvenil que me compraste con la vergüenza de olvidar mi cumpleaños.

Ahora, que ha dejado de dolerme la cabeza, te parezco hermosa e inalcanzable. Tal vez si te quitaras esas estúpidas gafas de sol me verías ahora.

30

El mar, con este rugir de espuma, hace nudos con tu pelo y moja tus pechos, continentes sin hueso que a veces sueño de otra. Un mecano dónde fabricar sueños para una tarde feliz. Como esa pareja de la nevera portátil llena de cervezas. Una nevera para la costa, siempre junto al mar, siempre sobre la arena.

Podría cabotar los puertos de tu piel y deshacer los nudos de tu pelo hasta que la muerte, una turista ahogada en el mar, fuera portada en los informativos.

31

El impacto del asteroide no trajo el silencio, ni una órbita estable, tal solo desazón elíptica.

32

Lo intento cada mañana y mi cuerpo, precipicio de miedos, se escabulle a la dictadura de la imagen y semejanza. Todas las penas siguen ahí, en los músculos agotados, en la elongación de los cartílagos, en esa epidermis tozuda que, hidratada, tersa y morena, sigue siendo tan cobarde como los pies, detenidos para no caminar hacía la muerte y asistir, por fin, a la incineración de este cuerpo tan curvo como mi vida.

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Aunque nací de hueso y piel nunca quise mudar a esta forma oscura de soledad, que antes fue calcio y ahora, disuelto en otros cuerpos, vísceras y fluidos, se descompone bajo el sol.

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El camaleón rebosa los límites de la hamaca, se derrama sobre la arena, fluye volcánico y se disuelve en el mar.

La sopa caliente del asilo concertado (25% sémola de trigo) sigue esperando a la vieja.

35

No quiero crecer. Quiero ser infinitesimal y desaparecer de esta ciudad y sus cabezas.

36

Eliminé tu rastro por la fuerza, como si tirar las esposas por la ventana me garantizara tu indiferencia o tu voluntad.

38

Este viento atravesó la ciudad fétida y me trajo hasta aquí, duermevela al sol de cuerpos y jóvenes rubias.

39

Poner voz a mi memoria. Hablar de mi padre y esas fotos de tumbas en tierras soviéticas que nunca me explicó. De mi madre y sus silencios. Ser consciente del cauce que lleva de la prehistoria al amor.

40

Necesito cambiar pero yo, aterido de frío, soy incapaz de dar un paso.

41

No me quejo cuando me arañas. Me gusta pensar que mi piel, bajo tus uñas, colonizará la epidermis de todos tus amantes. Estoy muerto desde que dejé de libar tus fluidos y si me arañas, aún me siento vivo.

42

Por fin soy pescado en tus manos. Troceado, vivo la esperanza de terminar en tus tripas. Diez minutos de microondas serán suficientes. No quiero anestesia, sólo un poquito de limón para así, con el jugo de mis grasas, conquistar tu paladar.

43

Eres frontera al otro lado de tus bragas. Te sueño húmeda y escapo a cruzar otras lindes.

52

De niño me comí un plato de jamón en casa de mis padrinos. Loncha a loncha hasta no dejar rastro. Mi padre me abroncó y dejó de llevarme a casas ajenas.

La amiguísima de los anfitriones, eterna sonrisa de mármol, no me saludó en la última celebración familiar. Me jodio el gesto porque yo sólo fui para comerme todos los platos de jamón turolense, el pata negra no entraba en el presupuesto. Loncha a loncha dejé mis dedos pringosos y, aunque fui incapaz de toquetear tanta formalidad, la grasa del pernil ensucia este teclado hasta supurar palabras que casi me desnudan.


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17 julio 2011

Una vida secreta

Me tumbé bajo el implacable sol de Julio, sobre el alquiler de una tarde de hamaca por 1€ , y tiré de los hilos de sueño. Las lianas, que otras veces fueron caminos hasta el baúl de las partituras donde podía elegir entre una biografía de bolero o de copla, me abandonaron en el terreno árido y monótono de quien nada puede contar más allá de la vulgaridad, y cuatro ocurrencias asentadas en lugares comunes a cualquier mortal de necesidad. Anécdotas infantiles teñidas del costumbrismo sepia de otras épocas. Ligeras locuras juveniles oxidadas por el tiempo e incapaces de conformar un espacio luminoso para la amistad. La chispa eléctrica de las primeras experiencias sexuales bajo una bóveda de madera sentenciada a ser costero de mina y carbón. Un trabajo rutinario que mantiene las cuotas de una vida como de canción de verano, con sus estrofas y un estribillo repetido una y otra vez. Y esta capacidad para dejar pasar las horas con el cuerpo expuesto al sol, como si el bronceado de ribera fuera la solución a tanta pérdida de tiempo, a esta soledad, pozo negro dónde sobrevivir es fiesta patronal de charanga y fuegos artificiales. El terreno baldío del pensamiento se transforma en el lugar propicio para dejarme ir en otras vidas que veo al cerrar los ojos. Sueños grandiosos de oropeles. Breaking News en los informativos de la televisión local y la sonrisa, esa sonrisa permanentemente imbécil de la felicidad impostada, estúpida y aburrida. Abrí los ojos y me di media vuelta. La chica de las tetas nuevas se acercó y me ofreció su crema bronceadora. Estuve a punto de decirle que si a sus manos de dedos largos, dedos de noche, ese tipo de dedos que recorren las perlas de un collar como preludio para abrirte la bragueta, dedos afilados en nácar capaces de arrancarte de un zarpazo el corazón y morir ¡por fin! después de un gesto romántico. Estuve a punto de decirle que si pero me trompiqué entre palabras inconexas y ella se fue majestuosa, y me dejó desfallecido porque morir a sus pies me garantizaba el titular de la página de sucesos del periódico, y quien sabe si una conexión en directo de una televisión nacional con mi funeral en horario infantil. Y eso es lo que yo quiero de verdad, suscribir el fracaso de mi vida y regresar a las tardes de indios y vaqueros, cuando el escurre pescados era escafandra de astronauta y casco para las Hazañas Bélicas. Una nube oculta el sol y el cierzo trae, de repente, el otoño.

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15 julio 2011

ExtraEscena_02

El poeta Daniel Rabanaque es el invitado al segundo programa de ExtraEScena

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13 julio 2011

`dita sea la charla

La Taberna Real está frente a Gromeló sin estar enfrentados. Rabanaque y Harguindeguy, frente a frente, en una de sus mesas, enfrentados en una conversación sin frentes. Y yo, frente al placer de escuchar al poeta y al actor, me encuentro ante el dilema de contarles una conversación de marejada en la que me dediqué a disfrutar de las experiencias de mis compañeros de mesa, por eso este texto será, antes que la fotografía de la realidad, el boceto filtrado por mi memoria.

La excusa de la reunión era hablar de “´dita sea”, un artefacto poético que Rabanaque pasea por los escenarios y que nació con la prestancia del rayo. El jugo fónico de exprimir el binomio bendita/maldita apareció en las páginas de los cuadernos que el poeta escribe caligrafía en mano, y de los que surgen ideas que se trasvasan de uno a otro hasta que dieron forma a este… ¿recital, espectáculo, propuesta escénica, speech poético, spoken word? Largo y tendido hablamos de las diferencias conceptuales entre esos términos pero Rabanaque se decantó por usar la expresión spoken word para definir un evento que gira alrededor de la palabra en compañía de músicos, con un Dj, un aliño de imágenes, o con todo a la vez, incluso la palabra desnuda pero siempre, siempre la palabra.

“´dita sea” es un camino con intención poética por el que circulan frases que, aunque no son poemas, ejercen de lianas para llegar a lo poético desde lo político, que se con-fundan, que se mezclen para cambiar el mundo y mostrar que hay otra manera de hacer las cosas. Integrar los sintagmas político/poético, colocarse entre ellos y, aunque sabemos que la poesía no nos salvará, pensemos en el sin sentido de la confrontación de ambos conceptos.

Rabanaque manipula y mezcla imágenes en ´dita sea para sentirse acompañado porque, aunque el espectáculo podría ser un programa de radio, la iconografía es un medio excelente para fijar la atención o para crear un tiempo de descanso. Harguindeguy subrayó que este tipo de relación entre la técnica y la escena debería ser uno de los caminos a explorar en el ámbito teatral, que los aspectos técnicos se ensayaran como parte de lo artístico.

Rabanaque se siente poeta aunque confesó lo mucho que le había costado decidirse a imprimir esa palabra en su tarjeta de visita, entre otras cosas por culpa de John Berger cuando decía que “nadie tiene derecho a llamarse poeta, son los demás los que te lo tienen que decir” Y yo lo digo, Rabanaque es un poeta que salta a las tablas. Un transito donde la voz conquista el territorio del actor y – yo lo he visto con estos ojillos –la pose del cantante rock and roll star. Esa es la gran virtud de ´dita sea: Trasvasar el potencial de la palabra hasta escenario y allí, utilizando recursos audiovisuales, mantener la cadencia reivindicativa de lo político y el aliento poético que se hace aire.

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11 julio 2011

La Vaquilla, una fiesta paleontológica

Era la primera vez que visitaba la fiesta de la Vaquilla en Teruel y el Torico ya estaba allí. El Turiasaurus había recorrido los cuarenta kilómetros que separaban Riodeva de la capital para comprobar con sus propios ojos todo lo bueno que se decía de aquellas celebraciones cretácicas. Lo primero que hizo fue cambiarse el ato de saurópodo y se vistió de vaquillero: Pantalón y camiseta blanca, gorrinera negra y pañuelico rojo. Turiasaurus, charangueando por las calles del Óvalo, todavía no sabía que había llegado a su hogar.

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04 julio 2011

Tercer Aniversario de El Pequeño Teatro de los Libros

Ahora que se celebra el tercer aniversaio de la apertuta de la librería El Pequeño Teatro de los Libros, puedes ver un video dónde se desvela la doble cara de Ciro y Carolina, ese par de libreros:

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