La curvatura de la córnea

30 noviembre 2011

Doppelgänger, una antología sobre la identidad


El placer, cuando Carolina me entregó el libro, comenzó con el tacto. Recordé las palabras de la editora con flequillo, ¿o fue el editor con bigote? «Las cubiertas están impresas sobre cartulina con pasta de mucho trapo. Su textura recuerda a la piel. El interior es un papel ahuesado de tacto sedoso»

La piel de Doppelgänger contiene ocho relatos + un bonus track alrededor de la figura del doble y algunas de sus múltiples aproximaciones, como nos recuerdan los editores en el prólogo “La experiencia de una división interna del yo, la relación entre yo y otro, entre yo y otros yoes /…/ El doble juega tanto con la división como con la unidad, con la diferencia y la igualdad. Es en esta tensión donde se halla el inagotable potencial del doble” Yo también sentí esa tensión la primera vez que me desdoblé. Fue durante la celebración de una Primera Comunión. Mi novia trabajaba en casa del comulgante y durante el banquete mudé, de alumno de FP II Electricidad, a la categoría de novio de la niñera que intenta mantener una conversación interesante.

La colección de relatos comenzó en Holanda. El texto de Sergi Bellver tuvo la fuerza suficiente como para decidirme a no pedalear jamás junto a la orilla de un lago, y trasladarme al cementerio de Torralba de Ribota, donde estuve hace unas semanas con el actor amateur Jorge Cabeza. Aunque pasamos gran parte de la mañana bajo la lluvia, grabamos algunas escenas de “La visita”. Jorge, antes de cada toma, miraba con incomodidad la lápida con los apellidos de su familia, aquellas letras blancas cinceladas en mármol eran el recordatorio de lo que será.

Detroit, que si antes fue emporio de la industria automovilística, en las líneas de Juan Carlos Márquez se me antojó territorio zombie, preámbulo para la multiplicación hasta el infarto de nuestro propio yo. Quién escribe estás líneas no soy sólo yo. Existe otra persona con mi nombre que se sienta frente al teclado mientras yo me dedico a ver la tele. Alternamos las tareas y la vida, tan esquizofrénica como en el relato de Rubén Martín, es un mundo donde solo se castigará “a aquellos que tengan más amigos de las que caben a la vez en una thermomix”

El relato de Javier Moreno fue un reto para la memoria. Algunos personajes de los cuentos tradicionales no son como los recordemos. El descubrimiento de ese horror me obligó a devorar las páginas hasta que las cerré. Yo también tuve miedo cuando terminé de leer “Una idea moderna”

Cuando regresé a la lectura, no encontré el marca páginas que me habían regalado en El Pequeño Teatro de los Libros. Lo busqué en las rendijas del sofá, detrás de la cesta de la ropa sucia del baño, hasta le pregunté al camarero del Bar Miguel pero no apareció. Tengo un buen montón de ellos, me gusta dejarlos dentro de los libros que han marcado. Sin embargo esta vez, para sustituir el extraviado, utilicé una tarjeta de visita del Portal Asturiano de Zaragoza.

Francisco Nixon es el autor de “La espiga del pescado”. El exitoso músico Indie del “Chup- Chup” contaba una historia sobre si mismo como si el escritor escribiera con intención de perseguirse, o tal vez de escaparse, con la escritura. El relato me llevó varías veces hasta una sidrería que se duplicaba en el texto y en el marca páginas que, ahí sigue entre la 133 y 134, un paisano ataviado con zuecos y boina escancia una botella de sidra.

El nuevo marca páginas fue la entrada para la ópera “La Flauta Mágica”, que se representó el 17 de noviembre en el Teatro Principal. Ese día, después de la función, me encontré al volver de una esquina a los dos escritores que cierran el corpus literario del libro.

La orfebrería de Miguel Ángel Ortiz Albero siempre es una buena noticia “Tal vez esto sea el asombro, piensa. O la admiración. O mejor, la admiración ante el asombro, ante mi propio asombro, piensa Fabricio” La elaboración preciosista del texto muestra la deriva que persigue a los actores, paradigma del desdoblamiento, abocados a mirarse en el espejo del personaje y construir, a partir de su reflejo, su propia mirada. Mirarse a si mismo, frente al espejo, para ser otro.

El relato “Media res” de Miguel Serrano me trasladó a la película Pup Fiction A la relación entre el boxeador Butch y la delicada Fabienne, una conexión emocional que te obliga a cambiar el guión de lo preestablecido aunque, sin saberlo, solo das una vuelta más al círculo que el destino ha trazado. Salí de esa sensación cuando recordé a unos gemelos de mi pueblo a los que siempre, durante años, he visto juntos, nunca por separado. Uno va delante y el otro detrás. Algunas veces el de detrás esta a punto de alcanzar al de delante pero un poco antes de conseguirlo se cambia de acera, o vuelve a ralentizar el paso y se aleja. Durante las fiestas, mientras se celebran las verbenas, se sitúan en los porches del Ayuntamiento, cada uno bajo una columna diferente pero contiguas. En las últimas fiestas no pude resistir la tentación, me puse junto a uno de ellos y le conté al oído una historia surrealista con acento chiquitistaní. Cuando conseguí una carcajada espontánea miré a su hermano con la esperanza de que se produjese una conexión psíquica entre ambos y que la risa pasase de uno a otro. El desenlace, o quizás este sustantivo sea un exceso, del relato de Serrano confirmó mi sensación circular de la historia. El final era el principio, o viceversa.

El libro se cierra con “due”, un cómic de Álvaro Ortiz que trata la obsesión por la persecución. Yo, durante algún tiempo, también me sentí perseguido por una legión de pensionistas. Todo comenzó un día que, borracho y pilarista, la mirada de una señora fue el preludio de sus babas. Besó mis mejillas que confundió con las mejillas catódicas de un presentador con mi nombre, mis gafas, mi corte de pelo y mis mofletes. Un vendedor de casquería al que yo recordaba por un reportaje sobre la fiesta del orgullo gay en el que aparecía tan borracho como yo lo estaba aquella mañana del día de la Hispanidad. Fue una época tenebrosa y tentadora a la vez. Desdoblarme en Jorge Javier Vázquez, ganador del Premio Ondas 2009 al mejor presentador de televisión, me brindó situaciones insólitas para los simples mortales.

La colección de relatos Doppelgänger de Jekill & Jill editores es un acercamiento a la identidad que, de género caleidoscópico, muta, precisamente nuestra identidad. No somos aquellos que fuimos y en ese cambio continúo, el rabioso presente, cargado de nuestra identidad material y virtual, convive con ese yo que cada mañana se mira al espejo y al que, no te engañes, eres incapaz de reconocer. Como dicen los editores en el prólogo: “El individuo contemporáneo, celoso de su individualidad, de su diferencia, se desdobla en este acto de afirmación de su identidad”

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28 noviembre 2011

Las Vegas


¿Qué mapa consultarías para encontrar Las Vegas? Te equivocas. No lo hagas en uno de Estados Unidos. Tampoco la busques en la portada de un disco de Elvis o en los títulos de crédito de una road movie. Las Vegas es la orografía de una edad imposible de recuperar, cuando la inocencia y los sueños todavía eran territorio de aventura.

Tres camareros, de entre todos los que por allí han pasado, vuelven una y otra vez a mi recuerdo. El rostro serio de Celso me trae la certeza de que la muerte nos espera en cualquier esquina. La risa contagiosa de Montero me recuerda el inteligente ejercicio de salpimentar la realidad. Y mi amigo Edu, al que siempre querré aunque nunca se lo diga, se me presenta con el aplomo de quien, ante los avatares inesperados de la vida, hace lo que tiene que hacer: Rellenar las neveras de botellines de cervezas una y otra vez.

Las Vegas fue un lugar para el adiestramiento en el arte, cada vez más olvidado, de la charla, el debate y la refriega. En sus paredes se quedaron las primeras caricias y los bocadillos de jamón que mi novia paseaba desde la calle Escucha hasta la satisfacción de mi mirada. Allí escuché conversaciones que hablaban del destajo, los desengaños y el desamor mientras los aprendices de la brigada, ascendidos a ayudantes de minero, bebían canarios como si fueran dioses del Olimpo. Hombres envueltos por el halo épico de quienes remueven las entrañas de la tierra.

El medio ambiente de Las Vegas me enseñó el verdadero sabor de la amistad y, aunque dejó una huella perenne en mi identidad, siento como, de a poquitos, todo se pierde por las comisuras de un tiempo a la deriva dónde lo aprendido parece caduco, enmohecido por una gestión lamentable de los sentimientos que, tras anestesiar el ritmo cardíaco, se esconde en los pliegues de esta modernidad acartonada por pantallas táctiles, filosofías de 140 caracteres, y un runrún de carcoma emocional que me arrastrará hasta los contenedores donde guardo todas las miserias, esas que un día me ahogaran.

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24 noviembre 2011

Recuerdo



Recuerdo

el primer copo de nieve
del día que nací.
Era denso.
Con él llegó el frío a las Barriadas.

Ya entonces
sentí la presión de las palabras
que soy incapaz de manejar
en este noviembre caluroso.

Ahora la nieve
- como casi todo -
es sólo recuerdo.

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21 noviembre 2011

Coplas de Juan Gabarre

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16 noviembre 2011

Bigott and The Orinal Soundtrack Tour


Miguel Ángel Ortiz Albero, paseante y observador, fue la primera persona que me habló de Bigott. Ocurrió el día 22 de algún mes de invierno de hace un par de años, después de una cena de tres platos y postre en la Pensión La Piedra. El recuerdo se diluye en un gin tonic (o varios) pero aún vislumbro palabras de admiración estética, recomendación musical y siga usted ese camino.

Bigott llenó ayer el Teatro Principal de Zaragoza para enseñarnos un interesante trayecto musical a caballo de un sonido impecable y en compañía de una banda excepcional. La prensa especializada suele utilizar el término de “inclasificable” para las canciones de este zaragozano, sin embargo, su música, jalonada por multitud de estilos, tiene dos características que son oro puro para la carrera de un artista: Es reconocible y personal.

La noche comenzó ámbar con acústica subacuatica y un sonido como para la genuflexión. La respiración era un finger armónica touch y cantar bajo la luz de la luna. El primer guiño al público fue un giro de mano al estilo borbónico y una coreografía que, lejos de lo grotesco, nos mostraron como el espíritu libre de Bigott cabalga eléctrico y espasmódico. Las primeras palmas de acompañamiento fueron tímidas y al compás del viento descapotable de una road movie. Afinó el cantante la guitarra y versionó un estribillo de ¡¡maldita sea como se llama esa canción!! El único saludo verbal de la noche fue de Aloha!, Kalashnikov y sing un molinete a la pata coja. Tanto giro lo dejó desorientado, no encontró la púa y cambió el inglés habitual por una cuenta en francés de vaivén amarillo y oh que delicia!!! volvieron los coros femeninos.

El vals violeta de friend, vino y Algora Campeón fue dance with me en el mar. El agua embotellada rodó por el escenario sin que me importara el steal my money porque solo quiero estar sentado en la mecedora de un porche y recordar que fuimos felices.

Ahora si. El público olvidó el corsé de tan ilustre recinto con patio de butacas y gallinero y palmeamos. Palmeamos con sabrosura la cena caníbal que dejó atrás las melodías más tradicionales y dio paso a los ritmos programados. La antesala de un baile room flower hasta que Bigott mostró sus pectorales sobre tripita pop happy happy. El concierto aceleró bajo el guitarreo con dosis de ácido, rock y hard. Un transito que fue ceremonioso, progresivo y efervescente hasta culminar en la psicodelia con aroma flamenco y una brillantísima balada de voz y piano que nos devolvió la calma en brazos de de la bossa nova. Se vislumbraba el the end con un trance instrumental de aullidos: Pan y Circus era la despedida que dejó paso al sol tropical, pero aún quedaban la festividad de los bises tras los cuales, Bigott hizo mutis por el foro con cara de satisfacción, face de meterse al público en el bolsillo y triunfar.

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13 noviembre 2011

"La Diferencia" una película de David Francisco

Nacemos transparentes y todo armoniza por la diferencia. Esa es una de las muchas imágenes poéticas que contiene “La Diferencia”, una película de David Francisco construida alrededor de los recuerdos cristianizados en palabra de Ángel Guinda (Premio de las Letras Aragonesas 2010)

El poeta zaragozano, en poco más de cincuenta minutos, repasa su devenir por la poesía, desde aquél día lluvioso en el que observó a una pareja de metal bajo la protección de un paraguas, y allí, en el por entonces Paseo María Moreno de Zaragoza, Ángel Guinda cayó subyugado por el magnetismo de la poesía. La revelación lo alejó definitivamente de las disecciones médicas a las que se veía abocado por tradición familiar. Bajo el influjo de esa posesión surgieron los primeros escarceos poéticos que tuvieron, en la figura de Carmen Sender, la crítica necesaria para reconocer lo poco literario de esos primeros textos, y a la vez convertirse en el oráculo que abrió la puerta a las lecturas, que llevarían a Guinda a los terrenos de la validez literaria.

La imagen del poeta se perfila entre el humo que desprende el pitillo prendido en sus dedos. Prenda de aquella necesidad inicial para relacionarse con el mundo literario que lo rodeaba. Un adolescente en busca de los veteranos, la primera lectura poética de su obra y la vida se trasvasa a la muerte. Llegaron los coqueteos con las drogas para abrir nuevos caminos, puertas hacía la vida ávida y a una cierta ansiedad por las críticas. Sin embargo fue una de esas reseñas la que le impulsó en su camino de constancia y búsqueda del compromiso poético.

El cambio del espacio fue fundamental para su obra. Salir de Zaragoza y situarse en Lavapies, un lugar que le permite el aislamiento del mundo en la soledad de su casa y al otro lado del portal, a tan sólo un paso, encontrarse con la enriquecedora diversidad de nacionalidades, credos y pigmentos que le sitúan en un barrio donde vivir es querer vivir.

Ángel Guinda repasa los temas que desfilan por su obra. Una lista de siameses: La vida como resistencia a la muerte y el paso del tiempo a modo de puente entre ambas. La soledad y la solidaridad. La juventud y la vejez. El miedo interior frente a la fantasmal realidad del mundo exterior. Y una triada conformada por amor, sexo y erotismo. Dos retos motivan la poética actual de Guinda. Por un lado la expresión minimalista y por otro, el poema de largo aliento. De nuevo la dualidad entre versos tan breves como “con con” y un poema en prosa fragmentada y avalancha espectral. Y en cada una de esas bifurcaciones del camino descubrir que toda la vida es errar, escuchar eternamente y dejarse germinar. Un camino jalonado de palabras donde la poesía se presenta como una de las mejores soluciones para sobrevivir ante la muerte.

“La Diferencia” es una película para escuchar con detenimiento. Un valioso testimonio de un poeta poseído por la necesidad vital de expresarse. Las palabras de Ángel Guinda y las imágenes de David Francisco nos muestran una visión particular del mundo, la poesía y la labor del poeta. La mezcla de estos dos creadores conforman una excelente comunión dónde el mensaje literario se con con-funde en una iconografía sencilla que resalta el sonido del verso, el pulso del autor que, a semejanza con la digitación de un pianista de jazz, recita sus poemas con rotunda delicadeza, la misma que utiliza para hablarnos de su vida, sus obras y sus motivaciones.

“La Diferencia” se estrenará el lunes 14 de noviembre de 2011,a las 19:30 h.

Sala CAI Luzán
(Paseo Independencia 10, Zaragoza)
Dentro del ciclo Proyectaragón 2011.

Aquí el Blog

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11 noviembre 2011

“La Noche de los Triunfadores” Microteatro en el Teatro de la Estación


El Teatro de la Estación acoge todos los jueves más el fin de semana a las ocho de tarde un espectáculo novedoso en Zaragoza. La compañía de Santiago Meléndez representa en formato de microteatro “La Noche de los Triunfadores”

El microteatro son pequeñas obras de entre diez y quince minutos de duración que se realizan en espacios singulares y varías veces al día, son representaciones para un público que ronda entre seis y doce espectadores. Ayer tuve la suerte de asistir a cuatro de esas funciones y ya les adelanto que volveré para ver el resto.

El espectáculo comienzó en la taquilla, allí me recibió Mister Bacigalup con elegancia y educación, un tipo afable que me aconsejó sobre las representaciones que podía degustar y me llevó de la manita hasta el espacio de cada actuación. En definitiva se trata de elegir las piezas que quieres ver y ajustarte al horario que más te agrade. Puedes ver una, o dos, o todas las que quieras. Puedes hacerlo una detrás de otra o, ¿te lo imaginas? entre pieza y pieza puedes ir a algún bar cercano, tomarte una caña, comentar la jugada y decidir cual será la siguiente aventura.

La mía comenzó por el pasillo de emergencia del Teatro. Cuatro espectadores sentados en un par de peldaños y frente a nosotros un político de nuevo cuño. “El Salvador” nos presentó un nuevo partido, una organización que ¡¡por fin!! nace de nosotros para preocuparse de nosotros veinticuatro horas al día, siete días a la semana. El actor Saúl Blasco conformó un apasionado personaje que a veces era serpiente que hipnotiza y otras torbellino que asusta y sin embargo divierte. Juguetona dicción para un excelente texto lleno de dobles sentidos e inteligencia, un buen asidero para este joven y prometedor actor del panorama local.

La segunda experiencia transcurrió en uno de los almacenes del Teatro ( Un lugar, y perdonen que acuda a mi memoria pero el recuerdo es imborrable, al que yo llamo “la paella” Miren aquí la fotografía que nos hicimos hace poco más de un año con la compañía “El pont flotant” durante la obra “Ejercicios de amor”)

“Benéficas” es un acercamiento al mundo del lujo y del glamour, un lugar tan alejado de su realidad y de la mía que parece de otro planeta, como Laura Plano y Ana Marín. Dos actrices en estado de gracia que construyen de una manera admirable a sus dos personajes, tanto en las intervenciones individuales como en la química que se crea entre ellas, la simbiosis rebosa humor y nos regala momentos tan deliciosos como delirantes.

¿Quién es “La Rencorosa”? Algunos dicen que un oráculo escondido en lo más profundo del almacén general del Teatro de la Estación, un espacio mágico dónde se guardan decenas de atrezzos utilizados en su escenario. Esta mujer, entre la predicción clásica y el Google 2.0, fue capaz de desnudar a todos y cada uno de los espectadores que nos atrevimos a enfrentarnos a su capacidad de observación. Santiago Meléndez emergió entre la memoria en forma de decorados que lo rodeaban, y nos regaló toda la energía y la intensidad de su mirada (no se la pierdan) Fue bajo sus ojos cuando quedé subyugado y esperé, jugándome la vida, al final de la cuenta atrás.

El último viaje fue a otra dimensión. La mejor vidente de Occidente en “Servicio 24 horas” nos mostró a la altura de nuestras narices, como se puede contactar con el más allá. Jesús Sesma demostró que las dimensiones de este mundo son sólo una cárcel y que, con un poco de entrenamiento y mucho interés, otros espacios están al alcance de nosotros, sólo necesitamos alguien que esté dispuesto a pagar el viaje, ¿y tú? ¿Estás dispuesto a enrolarte en esta aventura de diseñar a tu gusto, y lejos del mando a distancia, una hora de entretenimiento? No te pierdas el arte de la interpretación al alcance de la mano.

Teatro de la Estación

Dirección

Domingo Figueras Jariod, 8

50004 Zaragoza

Teléfono:

976469494


Microteatro Zaragoza en facebook: Aquí


08 noviembre 2011

La Fragua Bohemia homenajeó a Alonso Cordel


La Asociación Cultural “La Fragua Bohemia” organizó el martes 8 de noviembre a las 19:30 horas un recital de poesía y música en la Sala de Música del Palacio de Sástago. Los versos eran de Alonso Cordel, de su libro “Otro cielo no esperes”, editado por La Fragua del Trovador, y que reúne cuatro poemarios del autor manchego nacimiento y aragonés por voluntad. Las voces fueron de Amalia Soro (locutora de radio y televisión) y Luís Trébol (actor y rapsoda). Jonathan I. Sánchez, un ingeniero con alma de compositor, los acompañó al piano con piezas de su autoría.

La música asentó el tiempo de la penumbra y nos dejó con la pulcritud y la sencillez de dos voces capaces de llevar el verso hasta las nubes y los dedos, a caballo de las teclas, provocaron una tormenta de lluvia y sal.

El amor cicuta, el abrazo arsénico y los pequeños besos de libélula tijeras en el aire. Noche recortable de cometas en un llanto sin fin. Fuegos de ruleta para un cielo sin nubes ni sospechas. En la ausencia del dolor: Mano, labios, senos y ella a mi lado, junto al limonero donde el amor no se escabulle en un disparo de luz. El pianista, corazón desbocado, borboteó sangre y besos mientras recorría la senda que terminó en coplas.

Las coplas de Juan Gabarre escritas para voz de gitano, vivito entre la bulería, el tatuaje y el jazz, se nos presentó de femenina voz. Habló de amor, granizo y un dolor del alma que se derritió entre las penas y un insomnio de plata trazado entre payos. Cantó por no llorar cuando ella le dijó que no te quiero y no te quiero olvidar. Por eso, candela y sal, en sus dedos lleva escrito el nombre de un quererme o dejarme, de un vaivén, de un amor que ni viene ni va.

Y la sala amaneció escuela y el rapsoda un zagal vivaracho, chispeante y juguetón. ¿Qué hora es? Fue la excusa para contar números de monaguillo y almirez. El sol, la una y la mala rima del cinco.

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¿Qué tiene que contarnos Mayte Salvador?

El Ámbito Cultural de El Corte Inglés acogió en el día de ayer, dentro del ciclo conocer a… -coordinado por Javier Millán-, el estreno del cortometraje “¿Qué tienes que contarnos? Un trabajo de Impacto Producciones con guión y dirección de Raúl Guíu, y protagonizado por la periodista Mayte Salvador.

Les seré franco. No voy a hablar de este cortometraje porque cualquier desliz, una pequeña insinuación, el más mínimo spoiler puede resultar nefasto a la hora de su visionado. Sin embargo, les diré que Mayte Salvador, la pueden escuchar todas las mañanas en Radio Ebro, hizo una apasionante defensa del oficio de periodista que, precarizados por la crisis y atrapados en las garras de las empresas de comunicación y su voraz apetito económico, se ven abocados a sobrevivir, sobre todo en la televisión, en unos medios que deterioran sin escrúpulos esa máxima de informar, formar y entretener.

Una pelea por la audiencia donde todo vale. Esta deriva en la baja calidad de los productos de entretenimiento e información sólo tiene una solución: La movilización del espectador. Es muy fácil cambiar de canal para, después del desesperante panorama TDT, pulsar el botón OFF del mando a distancia, conectar la luz de la mesa camilla y, como dijo Groucho Marx, abrir un libro (“Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro.”) Y me atrevo a añadir: conectar la radio, pinchar un disco, escribir un cuento, editar un video, cantar una canción o recitar un poema. Aunque ya saben, consejos doy que para mi no tengo.

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07 noviembre 2011

La visita

Al protagonista de esta pelicula solo lo esuchan cuando va de visita

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