La curvatura de la córnea

13 junio 2012

“Soy sola…” una función de la compañía Romperlanzas

Oscar Aguirre y Javier Harguindeguy. Foto de Luís Puyuelo

El pasado viernes 8 de junio asistí al estreno mundial de “Soy Sola…” Fue en el Espacio Parakultural Gromeló, un lugar mágico dentro del bar La Caja Tonta de la calle Comandante Repolles de Zaragoza. Supe que me encontraba en un sitio diferente cuando una voz oculta tomó el megáfono e invitó al respetable a subir por una escalera que llevaba al patio de butacas de una sala de teatro. Una simpática señorita, al lado del primer peldaño, vendía las entradas que además eran un vale de cerveza y el registro para usar el correo electrónico como si fuera un boca a boca, y conseguir difundir la programación de la sala. La voz oculta y la simpática señorita se transformaron poco después en los actores de “Soy sola…”
Soy sola… son dos seres solos atrapados en la misma realidad. El poder, sobre una tela de araña, se ejerce desde el sometimiento del fuerte sobre el débil. Soy sola… son dos destinos enfrentados a la soledad, y cada uno de ellos lo hace a su manera.
Mariluz, incapaz de construir su propio discurso, calla o canta el de los demás. Sueña el mundo a través de las canciones y algunas veces repite la oración de las oraciones, una plegaria que, aunque no la va a sacar de la trampa de su vida, tal vez la redima, durante el breve tiempo de un suspiro, en la araña de encaje rojo que gobierna el mundo
Ella es el vendaval de la palabra y el discurso. El alboroto que remueve la mala baba, el egoísmo centrífugo y tanto dolor acumulado que, el aliento pasajero del placer será el único bálsamo para su ira. Un remedio efímero, como usted y yo sabemos.
Soy sola… es una obra de teatro construida gracias al enorme trabajo de dos actores. Javier Arguindeguy  y Oscar Aguirre son Ella y Mariluz. Javier lleva el peso de la palabra, un enorme abanico de giros, intenciones, susurros cariñosos y terribles gritos que Oscar siempre recibe en silencio y contesta con los ojos, con la mueca de sus labios, unas veces duro como pared de frontón y otras blandito como la almohada que invita a soñar. La representación muestra el excepcional trabajo de estos dos actores para construir los personajes y sus relaciones como ejemplo del paradigma entre el poderoso y el servil. Una interacción que, aunque comienza con una brillante muestra de los aspectos físicos y el completo dominio del cuerpo y el espacio, pronto deriva en el matiz de gesto pequeño, las miradas y los silencios. El contacto físico tiene la virtud de permanecer siempre presente, unas veces es de piel contra piel pero otras germina en la distancia, esa magia incomprensible de estar separados por el espacio pero unidos por la dramaturgia.
Javier y Oscar nos regalaron, junto con la aportación artística de Hernán Romero y la dirección del propio Harguindeguy, una lección magistral de cómo el actor se enfrenta al hecho teatral hasta generar vida con las palabras y el aire que las envuelve, que la musculatura de la función se alimente del subtexto y transforme la lectura entre líneas en arte escénico.
“Soy sola…” nos invita a observar un espacio de nostalgia que también es jaula hostil de sentimientos, cajón de sastre para los recuerdos y cocina que derriba la cuarta pared. Una función porosa que permite la risa frente a las miserias y sentir esa extraña paradoja de adorar con la misma intensidad al bueno y al malo porque en el teatro, como en la vida, las cosas casi nunca son como parecen.
“Soy sola…” es una función imprescindible que les permitirá comprobar como a unos centímetros de sus ojos, mirada de espectador, dos titiriteros son capaces de mudar su piel, epidermis de actor, en una acaricia tierna y áspera, sólo el destino o ustedes serán capaces de inclinar la balanza de este mundo y sus miserias.
“Soy Sola…”
Todos los viernes de junio a las 22 h
Reserva tus entradas:
esparakulturalgromelo@gmail.com
655552486
Espacio Parakultural Gromeló
Comandante Repolles 21, Zaragoza.

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