La curvatura de la córnea

30 enero 2012

Resucita Loto, una obra de Ginés Liébana

En su página oficial se afirma que no tiene biografía aunque nació en 1921 en Torredonjimeno (Jaén) y pasó su infancia en Córdoba, en un lugar, según dijo en su reciente visita a Zaragoza, dónde no había ni cine ni prostíbulo y los únicos entretenimientos eran la taberna y el cementerio. Ginés Liébana, escritor y pintor, formó parte de la revista poética Cántico que se enfrentó al franquismo. Liébana escapó en 1950 hacía Paris. En 1968 regresa a Madrid convencido de que el contraste de pareceres es posible sin llegar al enfrentamiento. Su casa de Clara del Rey se convierte en el refugio de la alegría y el sentido del humor. Ha publicado diferentes obras entre las que me atrevo a destacar Brutilda la Bellacona porque me gustó su definición: Tragedia cateta escrita en lenguaje autonómico.
La editorial Sibirana inaugura sus publicaciones con la obra de teatro Resucita Loto. Y lo hace provocando a nuestros sentidos. En el interior del libro se han encartado dos dibujos coloristas del autor. La primera edición se acompaña por un perfume ideado por Jesús del Pozo y en sus páginas, impresas a una sola tinta, encontramos la fuerza del color rojo con diferentes tipografías que visten de matices las personalidades de cada uno de los personajes.
La comedia transcurre en un cementerio que se llama la Salud, un lugar dónde “tenemos comodidades, parterres, arriates, arbustos y muchísima tranquilidad. Sólo nos falta un salón de recreo y un multicentro” Resucita es el nombre de una muchacha fallecida de belleza clásica y a la que no dejan tranquila. Agustinico Rigores, mozo de cuadra, taxista y enamorado, es el personaje predestinado para mostrarnos que las dificultades se acrecientan cuando buscamos sin saber lo que buscamos.
“Amar es no morir en lo que vive” escribió el poeta aragonés Ángel Guinda. Sin embargo, el amor todavía vivo de Agustinico está amortajado en algún lugar del erial dormido y allí, acaramelado por el recuerdo de su amada, entona coplas que rezan: No puedo arrancarme lo que te deseo.
Aunque Agustinico no se da cuenta, amar a un cadáver siempre es sospechoso para las autoridades. Tal vez por eso cae hipnotizado y confundido por el canto de las sirenas y cree encontrar el bálsamo a sus penas en una criatura venida del fondo del mar. Nuestro protagonista, definitivamente perdido, sufrirá un rapto transubstancial que cambiará su percepción del mundo que lo rodea. El héroe despertará con lentitud a la libertad humana de elegir el camino, seguir adelante y que el optimismo permanezca por encima de la destrucción.
Resucita Loto formalmente es una obra de teatro sin embargo, el lenguaje de Ginés Liébana convierte su lectura en un ejercicio poético (Mi empleo es colorear la brevedad) El lenguaje, que a veces adquiere tonalidades brillantes por las palabras elegidas (estoraque, amartela ) tiene el carácter de lo sencillo (Soy la jefa del andén del paraíso). Cada página abre el apetito para la siguiente por la elegancia de las frases y la naturalidad de Liébana para trenzar lo real de la trama (Nací en las Islas Liparis) con neologismos y lugares imaginarios (Laberinto de la Nitokrís) que, lejos de abstraernos, son una tentación para adentrarnos en el universo de este autor, un lugar donde no procede instalarse en el pedestal de la catástrofe y la sorpresa aparece al respirar lo que nos rodea.
Resucita Loto, en palabras del prologuista Chaime Marcuello, “da testimonio de la fuerza y el optimismo por encima del dolor” “Un canto al paso siguiente, cuando la calma se hace consciente y reclama de nuevo el horizonte” Y a mi se me antoja como una excelente lectura para sobrellevar estos tiempos de crisis y efectos colaterales, un manual para interiorizar el mensaje que Ginés Liébana ha escrito para uno de sus personajes: “La tragedia es una fase primitiva de la humanidad.”

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29 enero 2012

Majama azotados por el viento


San Valero, como manda la tradición, está siendo un día ventolero. El cierzo se combate con tintos del Somontano, borrajas en tempura y una sesión de mestizaje con los Majama a las espaldas del Teatro Principal.
La vocación del grupo Majama es fusionar lo árabe con lo aragonés, algo fácil de comprender si te das una vuelta por el Palacio de la Aljafería. Los Majama toman ritmos que saben a desierto, chilaba y cus cus para pasarlos por los aires de instrumentos tradicionales como la dulzaina, la gaita de boto o la chifla con la que se entretenían los pastores. Percusiones de pandero y africanas, cajón sudamericano y la electricidad para las guitarras. Las cuerdas vocales son garganta que nos devuelve a lo ancestral, a la tierra, al origen de la danza y el canto, a las mujeres derviches, a los espíritus malignos. Cuando sólo tocan vientos y percusión me recuerdan, y no me pregunten los motivos, a los Gaiteros de Pancrudo que amenizaban los bailes de cuando mi padre era mozo y mi madre soltera.
Les dejó con un video de su actuación en el Espacio Gromeló:

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27 enero 2012

Sergio del Molino y Luís Alegre achican espacios en el Forum de la FNAC

El binomio era muy interesante. El periodista y escritor Sergio del Molino se encargaría de las respuestas. El polifacético y siempre brillante Luís Alegre de las preguntas. El toma y daca tendría lugar sobre las páginas de El restaurante favorito de Nina Hagen, el último libro de del Molino. Sin embargo, el motivo de mi presencia era musical. Fui con la esperanza de escuchar a Luís Alegre cantar en directo una de esas coplas que entona los fines de semana en el radiofónico “A vivir Aragón” de Miguel Mena.
Luís Alegre confesó que le gusta participar en presentaciones de libros y otros saraos de parecida calaña porque es una buena manera de ver y tocar a la gente. Evocó su relación personal con Felix Romeo y como fue él quien lo puso en la pista de Sergio del Molino. Un periodista, recordó las palabras del escritor recientemente fallecido, con gran talento literario y una manera personal de ver las cosas. Alegre añadió que la narración de su invitado a lo largo del libro era versátil, estimulante, variada y mestiza. Un amplio abanico sobre las inquietudes personales del autor. A continuación desestimó poner al autor en el brete de confesar la trastienda de sus artículos, las claves internas y preguntó por los motivos que le llevaron a elegir como título El restaurante favorito de Nina Hagen.
Sergio del Molino no es fan de Nina Hagen. Sin embargo le gusta el carácter reciclador de la cultura pop alemana y este libro contiene textos reciclados que ya tuvieron otras vidas. El autor se mostró muy contento con la portada. Un sofá desaliñado, de pereza outsider¸ que le recordaba los tiempos madrileños de cuando amueblaba su piso con la basura recogida durante las noches de borrachera.
Luís Alegre definió la escritura de su compañero de charla como antiarrogante. Muy alejada del escritor, incluso con talento, que mira por encima del hombro a sus lectores. Es una actitud militante afirmó del Molino, que también hizo referencia al día que Felix Romeo le dijo que muchos de los jóvenes autores escribían con frac de literatura encorsetada. Y como de aquel comentario extrajo un consejo que es una de las máximas del escritor Rafael Reig: La literatura es un terreno para tipos que escriben y leen en pijama. Una actitud mucho más comunicativa, cómoda y productiva.
El libro, sugirió Alegre, es un catalogo personal de lugares y personajes. Eso, afirmó del Molino, es una expiación literaria para conseguir que lo personal sea más visible e importante. Quitarse pudores y llegar con la verdad al corazón del lector. Para eso, apostilló Alegre, nada tan efectivo como la sinceridad. Las hojas de este libro certifican que Sergio del Molino cuenta lo que se le pasa por la cabeza y lo hace sin artificios de estructura literaria. Procuro ser sincero y honesto, contestó el periodista. La honestidad es un factor muy importante y subrayó que, si en sus lecturas buscaba la voz del autor, cuando escribía debería dejar algo de su sufrimiento porque, aunque haya invención, mi voz está ahí.
Luís Alegre recordó que el libro tiene un aire de nostalgia y melancolía que se resume en la interesante relación del autor con el pasado. Soy antinostálgico, replicó del Molino, y lucho para seguir siéndolo aunque el recuerdo me toque como a todo el mundo. En España, aseveró, se explota obscenamente la nostalgia y, aunque también tengo pasado y algunas heridas que no se pueden ignorar, intento teñirlas de ironía y distancia.
La charla se alejó momentáneamente de lo personal para reflexionar sobre el periodismo. Un oficio, confesó del Molino, en el que me siento arrebatado y al que llegué por una simple cuestión monetaria, al fin y al cabo me pagaban por escribir. Pero un buen día, aquella profesión que se transmitía de generación en generación, dejó de ser lo que era y, tras sentirse desplazado, abandoné las redacciones que ya no me permitían hacer mi trabajo como lo hicieron otros reporteros. De esas fuentes bebió del Molino y perfumó sus trabajos periodísticos del aroma de la literatura ( y seguramente también a la inversa). Terrenos fronterizos donde es imprescindible desdoblar la personalidad. Por un lado el ciudadano con DNI y obligaciones fiscales y al lado el otro Sergio del Molino, el que transpira en las páginas de sus libros, eso sí, ambos son corpóreos.
El factor familiar regresó a la charla con la abuela Currita, una niña divertida e inteligente que siempre te llevaba al huerto, y un proyecto literario dónde el viaje venezolano de la familia de del Molino se mezclará con esas historias de mesa camilla que se cuentan de generación en generación.
Sergio del Molino confesó que se lo pasaba pipa con el gozo de la literatura pese a la rudeza de algunos de sus textos. Tan solo se mostró un poco desdeñoso con esas rutinas añadidas al “mundillo” y que van desde cócteles majestuosos a cargo de las grandes editoriales hasta presentación como la que allí tenía lugar. Desde el público reímos la ironía. Era evidente que todos los presentes la estábamos gozando así que la siguiente pregunta fue sobre el sexo. Y ahí, en ese terreno tan resbaladizo, Sergio del Molino recordó que en las novelas, cuando el sexo es protagonista, llegan las frases hechas y otras sutilezas que nos alejan del mundo de las sensaciones. Si toca follar, enfatizó, hay que transmitir esa sensación. Si me cuentan un polvo quiero ponerme cachondo. Era el momento propicio para anunciar que su próxima novela, que se publicará en el mes de marzo, tendrá un alto contenido pornográfico y nada de sensualidad o sugerencia. Las escenas de sexo están narradas con luz cenital, cámara de alta definición y plano fijo.
La charla aún continúo pero caí en la tentación y abandoné tan interesante foro. Uno de los clásicos futboleros me esperaba catódico al otro lado de la ciudad.

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24 enero 2012

Presentación de Sibirana Ediciones


Esta tarde se ha presentado Sibirana Ediciones en la librería Cálamo. Las primeras palabras fueron de uno de sus fundadores. Manuel Moreno Torres comenzó situando geográficamente el lugar de donde procede el nombre de la editorial. Ustedes me perdonaran porque en este punto no voy a ser todo lo explícito que me gustaría. El señor Moreno Torres se subió a las escaleras de Cálamo con la elegancia de los que visten pajarita y ahí yo me rindo. En esos primeros minutos sucumbí al embeleso de cómo diantre se hace un nudo de pajarita. Así que les invito a que realicen su propia búsqueda. Ya saben, desde el Google Maps hasta la cartografía militar. Cualquier método será bueno si llegan al lugar que ha inspirado a estos valientes para crear una nueva editorial con los tiempos que corren.
Repuesto de este primer impacto conseguí centrarme en las palabras. Don Manuel enhebró en la aguja de la ironía el ensueño literario y la practicidad de la economía. Somos, afirmó, una Sociedad Mercantil con ánimo de lucro. También sabemos, continúo, que estamos abocados a la ruina y por lo tanto, nuestras aspiraciones se centran en gestionar la cultura. Con estos dos pensamientos ya me había ganado para su causa, pero lo que no esperaba era el giro final, esa artimaña técnica de quien conoce los mecanismos económicos. Si Agapito ante la ruina (Para los no iniciados Agapito es el propietario del equipo de fútbol todavía llamado Real Zaragoza) quiere vender el Zaragoza, nosotros ya tenemos planeado como solucionar la nuestra: Vamos a ampliar capital. Así que ya lo saben, cualquiera de ustedes puede comprar un poquito de Sibirana Ediciones.
Es muy fácil caer subyugado ante alguien que, antes de pedirte dinero para imprimir sueños de papel, te ha hecho sonreír. Mañana voy a consultar el saldo de mi cuenta corriente.
A continuación se habló del primer libro editado por Sibirana. Pero sobre Ginés Liébana y el arte cordobés de mover los dedos índice y corazón les hablaré otro día.

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21 enero 2012

El Licenciado Cantinas y Bunbury pasaron por Zaragoza


La primera vez que escuché Licenciado Cantinas, el último trabajo discográfico de Bunbury, tuve la certeza de encontrarme ante un excelente producto. La impecable manufactura de las canciones, el buen gusto de los arreglos y algunas colaboraciones de lujo daban al disco un encanto especial. Sin embargo faltó algo. No me había emocionado. El fenómeno, por novedoso, me obligó a reflexionar.
Licenciado Cantinas es un disco de versiones con el que Bunbury rinde homenaje al continente sudamericano. Canciones desde Tierra de Fuego hasta Río Grande. Con esa sencilla premisa todo cambió en las audiciones posteriores. El sentimiento no vendría por el manejo bunburiano de lenguaje. Licenciado Cantinas había que escucharlo con los pies. Pasos de baile o parranda. Desde la ranchera a los ritmos andinos. Brújulas naturales para una verbena perfumada por el rocanrol y listas bailar con el conductor de bus, en el ascensor con la vecina o agarrado al tango de la panadera que antes me llamaba cariño.
Que los tiempos han cambiado, también para el público de los conciertos de Bunbury, es algo notorio. ¿Quién iba a decirme que algún día asistiría al Pabellón Príncipe Felipe pertrechado con unos anteojos para el teatro, de los que me serví para saciar mi curiosidad? Desde la pista hasta las gradas comprobé la evidencia. La edad media de los asistentes había subido y eso que, ¡menuda alegría!, había niños dispuestos a verificar todo lo que sus padres han contado a lo largo de estos últimos años. Un público de más cántico y menos avalancha.
Bunbury piel de serpiente y fuego en las pantorrillas salió a escenario dispuesto a romper con la estructura formal de sus últimos directos, y que tradicionalmente dividía en grandes bloques determinados por la personalidad de las canciones. Licenciado Cantinas tuvo en Zaragoza el carácter serpenteante de una verbena y culebreó constantemente de un terreno a otro: Apabullante rockero, un poco de psicodelia y algo Tarantino de guitarra española con acento Tex-Mex. Las poses y las maneras más depuradas, menos estridentes (si eso es posible) y a veces estatuarias de espíritu torero, con varios desplantes arrodillao ante el morlaco del público que disfrutó del Boxing Club con la defensa muy baja, y el vaivén de un tren que nos llevó desde lo festivo hasta el desván de la infancia, la cirugía del dolor y las gotas heroicas, hirientes y llenas de fuego: Bunbury Style en crudo.
El mantra cantinero se adueñó de la noche. Una de esas canciones para subirse a la mesa, apurar la fiesta y soñar que no amanezca. ¡Vamos! Hagan un esfuerzo. Seguro que aún recuerdan la electricidad de cuando una ranchera dinamitaba una verbena de verano para continuar, bendito bolerazo Mister Bunbury, siendo libres dentro de una canción.
La percusión templó la suertecita y mezcló baile popular con rock de palmas. Shhh! Silencio que viene la lenta de bailar agarrado. Las manos en su cintura abarcaron el mundo y ay ay ay regresó un ramalazo breve de cabaret sobre el piano rojo. Un Ohhh! se elevó por las gradas con aroma a despedida y presentación de los Santos Inocentes, músicos en acto de servicio por la causa de un cantante que no flaqueará jamás.
Los bises llegaron porteños. Mirada de melancolía y más enérgico, más contundente, más compacto cuando no hay nada que temer y, por el camino de la debilidad, se llega al Infinito, esta vez sin trompetas. El bajista arrodillado ante la deidad de un público entregado.
Bunbury calificó de complejo y emocionante el tiempo presente que corre en dirección al carajo. Reclamó su derecho a opinar frente a aquellos que, embozados en el insulto a los titiriteros, discuten su presencia más allá del estatus florero. Y que no es para tanto. Que es bueno platicar en las barras de los bares y en las factorías, al fin y al cabo, nunca se convence del todo a nadie de nada.
Al final del final la rueda del vals siguió dando vueltas mientras los bunburianos de sentimiento y corazón alzábamos nuestra proclama: Te esperaremos toda la vida, hasta que llegue el tiempo de las cerezas.

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18 enero 2012

Despierta McFly en las Tardes de Blog de El Pequeño Teatro de los Libros

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16 enero 2012

Despierta McFly en un Casting paraTardes de Blog

Para seleccionar el próximo invitado en
Tardes de Blog
hemos preparado un casting:

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14 enero 2012

“La Noche de los Triunfadores” Microteatro Zaragoza en el Albergue


Lo llaman microteatro porque está construido con historias que no van más allá de diez o quince minutos de duración. Utiliza lugares poco habituales para una representación y lo hace con aforos muy reducidos. El público tiene la potestad de elegir cuantas de las piezas quiere ver y el orden de las mismas. Se puede elegir una o todas las que quieras. Verlas una detrás de otra o, entre pieza y pieza, acodarte en la barra del bar, comentar la jugada y decidir cual será la siguiente aventura. Ayer probé otra interesante posibilidad. Aconsejado por la organización y tras señalar los platos que me faltaban por degustar, me dejé llevar…
“La Noche de los Triunfadores” comenzó su andadura en el Teatro de la Estación (lo puedes leer aquí) y más tarde se trasladó a las dependencias del Albergue Municipal. Allí nos esperaba Rosamarilla. No, no se hagan los despistados. Ustedes, como yo, conocen perfectamente a esta Star de la televisión. Una mujer especializada en mangonear el picadillo de la vida y servirlo en prime time. La actriz Pilar Molinero tomó posesión de la escalera del Albergue y nos mostró, peldaño a peldaño, la derrota del sentido común frente al share. Los espectadores seguíamos los pasos de la actriz en su conquista del espacio escénico - ese lugar dónde los actores representan la vida- Semejante persecución terminó por resultar natural y excitante. Pilar Molinero deambuló desde los camerinos hasta un plató de televisión. El trayecto nos deparó las confesiones de la estrella y puso sobre la parrilla los combustibles para mantener viva la chispa del directo. Pero lo mejor estaba por llegar. La actriz rompió la línea, que hasta entonces parecía invisible, entre representación y realidad, y nos otorgó a los espectádores un protagonismo que hasta entonces no teníamos. Su mirada y un ligero roce de sus dedos me invitaron a cruzar el umbral. Yo le dije que sí. La afirmación no era para la actriz. Mi aseveración fue para el personaje y ese, señores, es el triunfo más grande que puede lograr una actriz.
No hubo tregua. Desde no me pregunten dónde surgió la figura de un sacerdote. Con educación apostólica nos invito a adentrarnos en la intimidad de una pequeña habitación. El espacio se redujo a la mínima expresión. El sacerdote entre los espectadores prendidos de unas sillas, todos muy juntitos y las convenciones teatrales definitivamente destrozadas. Una tenue luz nos invitó a recordar esos pasajes ocultos por el poder, la vergüenza y los intereses sociales. Antonio Magen moldeó la atmósfera con un brillante ejercicio actoral. Su voz y su gesto, tan cercanos e irremediablemente verdaderos, crearon ambientes cálidos, siniestros y, tras un susurro junto a mis orejas, inquietantes. La experiencia fue turbadora. Les confieso que llegué a olvidar que Magen era un actor. Su mirada, los deslumbrantes cambios en el registro dramático y la inflexión de sus palabras suministraban ritmo cardíaco a un hombre mecanizado por las piezas que contiene el calidoscopio de la maldad humana.
A estas alturas de la función ya tenía bastantes emociones en el cuerpo. Quise marcharme pero el taquillero, entre la amabilidad y la amenaza, me invitó a que utilizará la última de mis entradas. Al fin y al cabo, me dijo, usted ya ha pagado. Le hice caso.
En la bodega del Albergue nos esperaban unos comerciales muy eficientes. Comprar un producto bancario, aunque hubo épocas gloriosas, siempre fue un poco farragoso, sobre todo para ciudadanos, como quien esto escribe, poco duchos en menesteres económicos. Pero lo que en un principio me pareció financiero, muy pronto se desveló biológico. La banca, queridos amigos, va en pos de nuevos nichos de negocio y ha entrado, definitivamente, en un nuevo concepto de obra social y humanitaria. Irene Alquézar y Rafa Blanca lograron que me partiera de la risa y con decirles eso ya sería suficiente. Carcajadas que unas veces fueron desternillantes y algunas otras un poco acojonadas. Sin embargo quisiera poner en valor el apabullante despliegue gestual y vocal de ambos actores. Una cascada de mínimas sugerencias que, disparadas una detrás de otra y a velocidad de vértigo, tuvieron la virtud de provocar momentos hilarantes hasta que el movimiento y el sonido se detuvieron en un breve segundo. Paréntesis de silencio para reír nervioso o temblar. La representación fue tan generosa en la entrega y tuvo tanta energía, que abandoné el espacio aturdido por el miedo que se había instalado en muchos órganos vitales, y no tanto, de mi cuerpo. Si aquello dura un poco más ¿Quién sabe que tipo de contrato hubiera firmado un servidor?
Santiago Meléndez es el autor y director de “La Noche de los Triunfadores” De su mano han surgido unos textos brillantes, capaces de dotar a cada uno de los personajes de las palabras adecuadas para potenciar sus particularidades. Las historias siempre tienen el matiz inteligente de la ironía, con la clara intención de incitar a la complicidad activa del espectador, que se sienta involucrado. El trabajo de dirección parte sin lugar a dudas de ese excelente material literario para personalizar cada escena con gran variedad de registros. Una labor, que se me antoja muy íntima entre director y elenco de actores, y que se traslada a la piel del espectador, destinatario final de este banquete teatral que, aunque alejado del espacio escénico tradicional, contiene todos los valores del buen teatro con mayúsculas. Lo llaman microteatro pero sus dimensiones son gigantescas. Todavía me duelen las manos de aplaudir.
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Aquí toda la información sobre fechas y horarios.

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10 enero 2012

Oración, es un poema de Carlos Bozalongo



Oración
es un poema de
Carlos Bozalongo
publicado en el el libro
"Uni...versos para Somalia"
de la editorial
Quadrivium

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09 enero 2012

de un tiempo circular


Yo tan enojado.
Incapaz de afinar la respuesta,
intento modificar el signo
de las heridas,
esas caricias que sangran
vientos y raíces.

Yo tan cansado.
Inmóvil ante la evidencia,
termino sin fuerzas frente al vendaval
de las heridas,
esos besos que muerden
tristeza y dolor.

Yo, que ya no soy yo,
no encuentro la salida.

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05 enero 2012

Roto


Roto
con una intensidad
que poco a poco remite.
Yo, frente a mí
y frente a ella
sin saber a quien querer más.

Si al menos recordara
el principio del camino
quizás,
todo estaría a la altura de un abrazo.

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03 enero 2012

Éramos felices

Hubo un tiempo en el que éramos felices arropados por un círculo de amistad del que nos hemos quedado fuera al compás del mando a distancia. Es divertido navegar sin ton ni son y disfrutar de restaurantes de lujo, viajes de ensueño y si, también vemos las miserias de los que pululan por las calles sin un sofá en sus vidas.

Recuerdo el día que llegó a casa, como la subieron en el ascensor, en una enorme caja de cartón de El Corte Inglés. Entró y respiré hondo. El aire estaba pixelado. La dejaron sobre el mueble, frente al sofá, y allí se quedó, como si fuera nuestro bebé.

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